Hungría se sumió el sábado en un día de luto nacional por el funeral de su leyenda del fútbol Ferenc Puskas. La bandera fue izada a media asta en el parlamento, mientras que los edificios públicos ondeaban insignias negras.

Puskas, ídolo por sus logros con la selección nacional en la década de los 50 y multicampeón con el Real Madrid, falleció el 17 de noviembre a los 79 años después de permanecer seis años hospitalizado con Alzheimer.

El atacante con una zurda mágica anotó más de 600 goles en su carrera, y es considerado uno de los mejores futbolistas en la historia.

Figuras del fútbol mundial acudieron a una ceremonia en el estadio nacional, que fue nombrado en honor de Puskas en el 2002.

El presidente del Real Madrid dijo que Puskas fue "uno de nuestros más grandes jugadores"'.

"Puskas ayudó (al Real Madrid) a brillar en todo el mundo...fue un héroe y un ejemplo para todos los niños", dijo Calderón ante miles de aficionados.

La concurrencia fue menor que la esperada por los organizadores.

Jeno Buzanszky, uno de los dos sobrevivientes del "Equipo Dorado" encabezado por Puskas, dijo que el jugador fue "un genio en la cancha y se mantuvo humilde fuera de la cancha".