Los jugadores de la selección francesa que dirige Raymond Domenech, se mostraron molestos por la reprobación que tuvieron de parte de su público tras el triunfo 1-0 frente a México, en un partido de preparación para el Mundial de Alemania 2006, disputado en París.

"Nos empezamos a preguntar si los seguidores de Paris realmente quieren que ganemos los partidos," dijo Thierry Henry, delantero del Arsenal, quien fue suplente en el Stade de France.

Zinedine Zidane, que se retirará después del Mundial y que jugó su último partido en la cancha en la que anotó dos goles durante el triunfo de Francia ante Brasil en la final de 1998, era aplaudido cada vez que tenía la pelota en su poder, pero no todos tuvieron la misma suerte.

Los más silbados fueron el entrenador Domenech, al arquero Fabien Barthez, y el mediocampista Vikash Dhorasoo, cuando entró en lugar de Zidane.

"Eso no se vería nunca en Inglaterra. Incluso cuando estamos perdiendo en Highbury, los simpatizantes siguen aclamándonos y apoyándonos", comentó Henry.

El delantero del Liverpool, Djibril Cisse, también se sorprendió por la reacción hostil de sus compatriotas.

"No puedo creerlo. En Inglaterra sería impensable una cosa así. Quizás sea una cuestión cultural, pero es un problema", agregó.

El defensor Willy Sagnol aseguró: "Creo que esto ha ido muy lejos. Quizás la solución sea dejar de jugar en Paris".