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Guillermo Vilas, la leyenda viviente de la Davis
16 de noviembre de 2008
Por Roberto Aguirre Blanco

El mejor jugador argentino de la historia, Guillermo Vilas, escribió unas páginas inolvidables en la Copa Davis donde se transformó en el jugador con más presencias y años en el equipo nacional.

Asimismo el marplatense fue integrante del primer equipo que jugó una final de este certamen en 1981 cuando Argentina cayó en Cincinatti ante Estados Unidos por 3 a 1.

A la magnífica trayectoria de 14 años representando a la Argentina, al símbolo del tenis nacional solo le faltó ganar la Ensaladera por la cual sufrió, lloró y festejó en años de gran presencia del país en el torneo internacional de naciones.

“Willy” fue protagonista excluyente de jornadas memorables del equipo nacional en series “calientes” ante Estados Unidos en 1977 y 1983, ambas en el Buenos Aires Lawn Tennis Club y en las semifinales de 1977 frente Australia y 1980 ante Checoslovaquia, ambas también en la catedral porteña.

El debut de Vilas en la Copa Davis se produjo el 20 de marzo de 1970, cuando en una serie ante Chile en el BLTC, con solo 17 años cayó en su primer compromiso ante el trasandino Patricio Cornejo, en cinco sets, tras ganar sorprendentemente los dos primeros parciales.

Ese día se inició el mito de Vilas y su romance con la Copa Davis que se extendió hasta el 26 de febrero de 1984 cuando el equipo que integró perdió ante Alemania Federal, en Stuttgart, por 4 a 1.

Catorce años, el récord aún vigente de 81 partidos jugados en el certamen con una marca única de 57 triunfos (45 en single 12 en dobles) y 24 caídas (8 y 16), y además de convertirse en el tenista argentino que más series participó con 29 presencias interrumpidas.

Sin dudas luego de varios años de pelear la zona sudamericana con las potencias de entonces (Chile y Brasil) el primer gran golpe fue en 1977 cuando se ganó la serie subcontinental y luego derrotó de local a Estados Unidos en la final americana, tal cual como se jugaba en ese tiempo.

Fue el año que Vilas fue el mejor jugador del mundo tras ganar dos torneos de Gran Slam (Roland Garros y Abierto de Estados Unidos), más el Gran Prix (carrera de campeones de ese año) y enhebrar una serie invicta en polvo de ladrillo aún imbatible.

Si bien el equipo contaba con jugadores de calidad como Ricardo Cano y Elio Alvarez, la fuerza de Argentina era Vilas y su gran momento.

Sin embargo, en septiembre de ese año, en una serie dramática, Australia, una verdadera potencia, eliminó a Argentina 3 a 2 y el sueño quedó inconcluso.

La segunda oportunidad importante llegaría en 1980 cuando nuevamente el equipo nacional superó a Estados Unidos en casa y accedió a otra semifinal de local ante Checoslovaquia que tenía en sus filas a Iván Lendl.

Entonces, ya Argentina contaba con dos excelentes singlistas, Vilas y José Luis Clerc, quienes enfrentados con las autoridades de la Asociación Argentina de Tenis, se trenzaron en una dura polémica con solicitadas en los diarios incluidas que minó la concentración del equipo sudamericano.

El desquite para Vilas llegaría un año después cuando con Clerc, con quien no se hablaba en una dura lucha de egos, llevó Argentina por primera vez a una final de la ansiada Davis, pero sin suerte en ese choque decisivo donde se perdió 3 a 1.

Los últimos años fueron de aporte de experiencia y conducción para Vilas quien jugó una serie inolvidable ante Estados Unidos en Buenos Aires –venció a John Mc Enroe, y así transitar el último tramo de su historia romántica en la Copa Davis.

El gran "Willy" buscó con todas sus ansias, transpirando como muy pocos la camiseta nacional, el sueño de tener en sus manos la Ensaladera de plata.

Después de su retiro llegaron los años más oscuros de Argentina en el torneo, y ahora a un cuarto de siglo de aquel adiós, sus "hijos tenísticos" están a punto de darle el mejor regalo.