Arsenio Erico (1915-1977), el mejor futbolista paraguayo de todos los tiempos y goleador histórico del fútbol argentino, recibió tributos de héroe en su país, donde sus restos descansarán casi 33 años después de su muerte, en Argentina.

Los restos de Erico fueron repatriados este jueves a Paraguay tras un largo recorrido por carretera desde Buenos Aires al frente de una caravana de paraguayos residentes en el vecino país, que lo acogió e idolatró entre los años 30 y 40 del siglo pasado.

"El Saltarín Rojo", su apodo más conocido entre los tantos que la prensa argentina acuñó para describir su destreza para los regates y el remate del balón, anotó un total de 293 goles en doce años entre 1934 y 1946, todos en los "Rojos" del Independiente.

En el trayecto a Asunción, el féretro, arropado con las banderas de ambos países y la del equipo argentino, fue bajado en ciudades y pueblos para actos en los que las autoridades se turnaron para recordar las proezas del ídolo, que nunca vistió la "albirroja" de la selección absoluta.

El jugador "escribió las páginas más brillantes del deporte nacional y movidos por una emoción inmensa le dedicamos este momento de gratitud y recordación", afirmó el alcalde de Encarnación, a 370 kilómetros de Asunción, en la frontera con Argentina, Juan Alberto Schamalko.

Erico fue fichado por el Independiente de forma casi fortuita si se tiene en cuenta que le vieron jugar cuando hizo parte la gira de una selección de la Cruz Roja, realizada durante la Guerra del Chaco (1932-1935) para asistir a víctimas de esa contienda, librada por Paraguay y Bolivia.

Los analistas paraguayos recordaron que en esa época no eran llamados los nacionales de equipos del exterior y para la primera edición del Mundial, disputada en 1930 en Uruguay, Erico tenía 15 años y estaba en sus primeros pasos en el Nacional de Asunción.

El paraguayo también militó en el Huracán argentino, aunque en este equipo solo disputó siete partidos sin marcar tanto alguno antes de su retirada y regreso temporal a Paraguay, donde alternó como técnico y entrenador en el Nacional.

Erico fue admirado por otras figuras del balompié mundial como el argentino Alfredo Di Stéfano, quien en algunas entrevistas lo comparó con Pelé, así como por el escritor uruguayo Eduardo Galeano en una de sus obras, "Fútbol a sol y a sombra".

"Él tenía, escondidos en el cuerpo, resortes secretos. Saltaba el muy brujo sin tomar impulso y su cabeza llegaba siempre más alto que las manos del arquero (...). Erico azotaba de taquito. No hubo taco más certero en la historia del fútbol. Cuando Erico no hacía goles, los ofrecía, servidos, a sus compañeros", reseñó Galeano.

La leyenda del balompié guaraní fue repatriada tras una campaña llevada a cabo por miembros de la colonia paraguaya en Argentina, con el apoyo de un grupo de legisladores liderado por el diputado Salustiano Salinas, del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), principal fuerza de la coalición gobernante.

Los restos de Erico serán velados en la sede del Congreso tras un acto en el que participarán el jefe de Estado, Fernando Lugo, y este viernes reposarán en el mausoleo erigido especialmente en el estadio Defensores del Chaco, el principal recinto deportivo del país.