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Los goles del "Ogro" fueron la fiesta del "albo"
16 de abril de 2011
Un puñado de minutos le alcanzaron a All Boys para superar a Huracán 3 a 1 y hundirlo más en la tabla de los promedios.

Un instante de fútbol le bastó a Cristian Fabbiani para ser el mejor de la cancha. Una enorme cuota de actitud impuso el conjunto de José Romero para anular a un adormecido y predecible Globo.

Vértigo, decisión, enjundia, hambre. Todo eso plasmó el Albo y se quedó con un triunfo de gran valía en el partido de dos barrios que pugnan por permanecer en la máxima categoría. De Floresta a Parque Patricios, por momentos, hubo una distancia gigante.

Una diferencia que, a fin de cuentas, se tornó inalcanzable para el equipo de Roberto Pompei.

Los dos tantos del Ogro Fabbiani, que debieron ser tres (le anularon en forma errónea uno) produjeron una descarga de adrenalina en el estadio. Un éxtasis para el goleador, que no convertía desde agosto de 2009, y un delirio para sus viscerales hinchas.

El primero, una media vuelta perfecta desde la medialuna del área grande. Y el segundo, tomando un rebote tras un remate de Gigliotti. Ahí, All Boys se quedó y Huracán aprovechó para salir del asedio inicial.

Fue una pequeña ráfaga donde Javier Cámpora apareció para descontar de cabeza. Pero ese instante se diluyó casi en un abrir y cerrar de ojos y el Globo volvió a ser el mismo de antes. Sin ideas y con la impotencia que acarrea desde hace tiempo. Esa que ya siente como propia y no puede extirpar.

El tercer grito de All Boys cerró las pocas esperanzas que podía albergar la visita. Torassa, que había ingresado en el comienzo del segundo tiempo por Fabbiani, le ganó en velocidad a Angeloff, quien lo tomó de la camiseta para que Abal señalara el claro penal.

Con una gran pegada, Emmanuel Gigliotti se encargó de decretar el 3-1 final... porque el resto estuvo de más. Con esa ventaja irremontable, el local aguantó y se aferró a su segunda victoria consecutiva (primera como local en el Clausura).

Y Huracán, desconcertado y sin respuestas anímicas, nunca supo cómo buscar claridad entre tanta oscuridad.