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20 de abril de 2024
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Por Adrián Taccone
Sin deudas por saldar y la frente alta
30 de junio de 2006
El saldo a simple vista parece -y de hecho lo es- negativo, pero si uno desmenuza la eliminación argentina en el Mundial de Alemania 2006 ante los locales, por penales, luego de un empate 1-1, se dará cuenta que el equipo de José Pekerman no dejó deudas pendientes y se retiró de la competencia con la frente alta.

Da bronca, rabia, amargura, saber que las semifinales no tendrán los colores celeste y blanca, y que tendremos que esperar otros cuatro años para tener revancha, allá en Sudáfrica, en el 2010.

La forma en que Argentina se retira de este Mundial es más que diga, porque jugó, arrinconó al rival y si bien se respetaron mucho, los argentinos mostraron que el fútbol -aquél que se fue por la ventana en Corea/Japón 2002- sigue vivo, tiene renovación y no decae.

Las contingencias del juego comenzaron favorables, pero fueron abriendo grietas tal vez difíciles de comprender.

Porque Juan Riquelme empezó siendo la manija del equipo, pero terminó siendo reemplazado a 20 minutos del final, por Cambiasso, quien a la postre marró el último penal en la serie definitoria.

El "Pato" Abbondanzieri debió dejarle el puesto a Leonardo Franco como consecuencia de un golpe en la cadera, y eso a la hora de los penales se notó, dado que el "uno" de Boca es especialista en ese tipo de ejecuciones.

Con estas circunstancias Pekerman no pudo utilizar a Lionel Messi o al mismo Javier Saviola, aunque Carlos Tevez se erigió en ese jugador que está llamado a ser ídolo popular.

Un párrafo aparte merece Roberto Ayala, autor del gol que puso a Argentina adelante en el marcador, pero a su vez fallando un penal. Más de 100 partidos con la camiseta celeste y blanca lo avalan y le dejan el crédito abierto.

Por como somos los argentinos, mucho tiempo estará discutiéndose sobre lo que hizo, podría hacer o dejar de hacer Pekerman en los momentos cruciales.

Pero también tenemos que ser memoriosos y recordar que cuando Marcelo Bielsa se fue de la selección, por falta de "energía", Pekerman tomó el timón del barco mayor y luego de ser tricampeón juvenil apostó a una mixtura de juveniles y experiencia.

Pekerman dice que su ciclo está cumplido. La gente quiere que continúe. Los buitres de siempre harán su juego buscando beneficios propios. Pero ante todo está la selección, la que no se vende, no se mancha y está llena de gloria.