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26 de abril de 2024
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Por Adrián Taccone
Coria tiene todo para recuperar la magia
10 de agosto de 2006
Resulta extraño ver que cada lunes el nombre de Guillermo Coria desciende estrepitosamente en el ránking de la ATP, y si bien en algún momento llegó a estar entre los mejores cinco del mundo, ahora se ubica en el 42, y el descenso puede continuar.

Pero el joven argentino que tantas satisfacciones tuvo, pero que no logró reponerse nunca de la final perdida ante Gastón Gaudio en Roland Garros 2004, viró drásticamente el timón de su carrera profesional y busca recuperar el tiempo perdido.

Luego de cambiar dos entrenadores españoles, José Perlas y José Higueras, y mostrar un patético saque en cada presentación, que lo llevaron a cometer infantiles dobles faltas, el muchacho de Venado Tuerto eligió a otro argentino, Horacio De la Peña, para que lo entrene.

Uno de los más exquisitos jugadores argentinos de los últimos tiempos, de una camada que también integran -con otros estilos- Gaudio, David Nalbandián, Guillermo Cañas, Juan Ignacio Chela, Agustín Calleri o el mismo Mariano Zabaleta, no pudo haberse olvidado de su tenis.

Ha sido en 2003 y 2004 casi imbatible en polvo de ladrillo, pero cierto es también que tuvo inconvenientes en las otras superficies.

Ahora se pondrá a las órdenes de su compatriota De la Peña, quien supo integrar el equipo argentino de Copa Davis y fue uno de los tenistas argentinos destacados en el circuito en la década de los 90.

Luego De la Peña se dedicó a dirigir a jugadores chilenos, siendo el más claro ejemplo Fernando González, y llevó al equipo trasandino a ganar dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

Algo polémico en sus declaraciones, tratará de recuperar "la confianza y el divertimento" que Coria ha demostrado cada vez que salía a una cancha.

Coria deberá recuperar terreno rápido, porque hace bastante tiempo que no puede levantar cabeza y el tren pasará rápido si no se pone a tono.

No le faltan argumentos, la memoria y las ganas pueden revertir el incierto presente y hacerle recuperar esa magia que destiló con su juego. Ojalá asi sea, por él y por el tenis argentino.