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26 de abril de 2024
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Por Adrián Taccone
Los violentos por ahora ganan el partido
18 de febrero de 2007
Parecería ser que el fútbol argentino no puede deshacerse del mostruo que ha creado, que tiene forma de "barrabravas", los cuales dominan a su antojo, cuando y cómo quieren, los espectáculos deportivos, sin importarle demasiado que la gran mayoría desee vivir 90 minutos llenos de pasión, alegrías o tristezas.

Lo que hicieron los hinchas de Newell's el sábado, arrojando piedras a la parcialidad de River, que tampoco se quedó quieta e incitó a la violencia, nos habla de un mal que afecta a toda la sociedad, pero que se manifiesta de una manera absurda en el fútbol.

Sin lugar a dudas hay responsables, que generalmente se hacen los distraídos, tiran la pelota para otro lado y le echan la culpa a quienes ellos mismo fogonearon, pero que ahora no pueden detener.

De un lado están los violentos. La sin razón. Del otro, el fútbol, la emoción, la pasión y la vergüenza deportiva que se trasluce en cada caño, gambeta o gol.

Allí estuvo Juan Román Riquelme, seguramente sin el regreso que él mismo pretendía, pero recibiendo una ovación de parte de los hinchas de Boca que lo idolatran como a un Dios pagano, capaz de sacar agua de las piedras.

"Romy" deberá trabajar bastante para ponerse a punto en lo ftbolístico y conocer a varios de sus nuevos compañeros, ya que ante Central estuvo inconexo y falto de precisión, lejos de aquél que deslumbró con Carlos Bianchi en el banquillo.

También se pudo apreciar el regreso de otro "hijo pródigo", esta vez en Racing, cuando más de 30.000 personas le brindaron una calurosa bienvenida a Claudio "Piojo" López, quien terminó siendo gravitante para dar vuelta un partido ante Vélez por 2-1, pese a que luego los de Liniers igualaron sobre el final.

Vale la pasión, el regreso, la emoción y la gratitud.

Nadie quiere a los violentos, a los que no quieren ver que están de más. Algún día se darán cuenta, esperemos que no sea tarde.