Uno sabe que Argentina en algún momento va a hacer un gol, más allá de los errores defensivos y hasta de cierta parsimonia que parece tener a veces. Sin embargo, el bagaje futbolístico que tiene Alfio Basile en el plantel hace que uno nunca se quede con ganas de nada, porque siempre da gusto ver jugar a este equipo.

Es que además se deberían tener más de dos ojos para poder ver todos los movimientos de los jugadores argentinos.

Sin dudas quienes resaltan son las figuras de Lionel Messi -con un golazo incluido- y Juan Román Riquelme, conductor perfecto para este equipo de Basile, o la explosividad de Carlos Tevez en los últimos metros del ataque.

Pero también hay otros valores que no están tanto en el candelero como son Javier Mascherano, con una regularidad sorprendente en todo el torneo, o Esteban Cambiasso, rueda de auxilio importantísima del mediocampo y la defensa.

Cuando uno le exige a este equipo es porque sabe de su potencial, aunque la experiencia con la que cuentan los jugadores hace que uno se sienta tranquilo a la hora de los momentos claves, como sucedió en cada uno de los encuentros y que seguramente se repetirá en la final.

El título se definirá con Brasil, en un clásico del fútbol mundial, no importa cómo llegan los equipos, ni las ausencias de uno u otro. La revancha está a la vuelta de la esquina, ya que los penales dejaron a los nuestros sin nada en la Copa América 2003 jugada en Perú, luego de un agónico empate de los verdeamarillos.