Todo parece estar definido en la parte final del torneo. El título quedará en Lanús o en la Boca, en un duelo apasionante por el contraste que siempre deparan un equipo "chico" y otro "grande".

Lanús está viviendo quizás uno de los mejores momentos de su historia futbolística, a poco de poder consagrarse por primera vez campeón, lo que llenaría de alegría a toda una comunidad en el sur bonaerense.

El proyecto encabezado por Ramón Cabrero, quien hace más de dos años está al frente del primer equipo "granate", se basa en muchos jóvenes surgidos de las divisiones menores del club y con ganas de quedar en el cuadro de honor.

El triunfo 4-1 sobre Rosario Central, en Arroyito, los dejó muy cerca del título, pero además confirmó que las pretensiones que posee, se sustentan en argumentos sólidos y jugadores de gran proyección como Valeri, Blanco o el mismo Pelletieri.

Enfrente no hay un equipo "del montón", sino la ambición de siempre de un Boca que, de la mano de Miguel Angel Russo y con un Martín Palermo goleador como de costumbre, quiere arrebatarle el sueño a Lanús.

El 4-0 sobre Vélez, con una reveladora actuación del uruguayo Alvaro González, dejó a los "xeneizes" con una energía extra para el final del torneo, ya que además debe recibir a Lanús en La Bombonera, dentro de dos fechas, en lo que se avecina como una final anticipada.

Atrás quedaron los sueños de Independiente, uno de los grandes animadores del certamen, pero la irregularidad mostrada en los últimos cuatro partidos -perdió 3 y empató uno-, lo privaron de las chances para llegar con posibilidades a la última parte del torneo.

Tal vez la imagen más triste de este Independiente, en el final del certamen, sea la de los jugadores retirándose insultados por su parcialidad tras el 2-1 en contra frente a Estudiantes, haciendo foco en Daniel Montenegro, el capitán del equipo.