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27 de abril de 2024
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Por Adrián Taccone
Pese a la polémica, 180 goles son un montón
2 de marzo de 2008
Mucho se habló en la semana previa de los datos estadísticos. Se revisó la historia goleadora de Martín Palermo y la del "torito" Francisco "Pancho" Varallo. Se comparó momentos, se publicaron muchas líneas en los diarios, los portales de internet y se gastaron horas y horas de tranmisiones radiales y televisivas para explicar lo inexplicable.

Acá no se trata de comparar los goles de Palermo con Varallo, de una marca con otra. Lo que se tiene que tener en cuenta que los 180 goles que marcó con la camiseta de Boca, que ya se puede decir, como parafrasea la tribuna: "un montonazo".

De cabeza, de penal, de derecha, de izquierda, de chilena, pifiando, lesionado o de la manera en que uno piense, Palermo siempre se anotó en la red e hizo delirar una y otra vez a la hinchada boquense.

Lo sufrieron todos los equipos, tanto a nivel nacional como internacional, y sus festejos se repitieron -algunos de forma bastante original como cuando se bajó los pantalones o se arrojó sobre un cartel de publicidad-, por eso es que Palermo es lo que es, o mejor dicho, lo que fue construyendo.

Palermo, a los 34 años, está más allá de la crítica sobre su juego. Los goleadores son así. No importa que no esté en una buena tarde, si está viejo o es lento. Seguro que de alguna manera el longilíneo ex hombre de Estudiantes de La Plata, hará un gol.

Un contrato de por vida, gente imitando sus gestos, sus peinados y hasta comprando sus calzados, la comunión que existe entre la parcialidad boquense y Palermo es tal que pareciera que fueron hechos el uno para el otro.

Seguramente que existen aún varios récords, cifras y números por alcanzar o superar en la vida futbolística de Palermo, pero eso será anecdótico, lo cierto es que más allá de toda la polémica, sus goles se recordarán por siempre y la cuenta seguirá aumentando, de eso no quepa dudas.