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18 de abril de 2024
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Por Adrián Taccone
Un "sí" ayudado, que deja varios heridos
30 de julio de 2008
El "sí", casi forzado que emitió Lionel Messi para ir a los Juegos Olímpicos de Pekín con la selección argentina Sub 23, tuvo el aval de la FIFA, pero dejó heridas por todos lados, en especial en la relación entre Barcelona y el propio jugador.

Juego de intereses, dinero y gloria, Messi estuvo inmerso durante casi dos semanas en un sinfin de rumores, tironeos y cuestiones legales. Lejos de las canchas, cerca de los escritorios.

Messi, a sus 20 años, debió decidir entre ir a los Juegos Olímpicos, competencia que tal vez en otras circunstancias no podrá estar por tener más edad de la permitida o algún tipo de lesión inoportuna, o hacer la pretemporada con el Barcelona, dueño de su pase y que lo tiene ahora como máxima estrella del equipo que dirige Josep Guardiola.

Sin embargo, Messi no fue todo lo firme que se pensaba -para un jugador del relieve mundial como es él-, y recibió críticas por parte de diferentes personalidades, entre ellos Diego Maradona, quien indicó que le faltó algo de actitud para encarar la situación, ya que luego de enterarse de la decisión de la FIFA, dejó abierta la posibilidad de volver con el Barcelona si el TAS (Tribunal de Arbitraje del Deporte).

Esta situación, cualquier hubiera sido su resultado, se sabía que iba a dejar heridos de un lado o del otro. Ya sea entre Barcelona-Messi, Barcelona-FIFA, Barcelona-COI, Barcelona-AFA, AFA-Messi y hasta AFA-FIFA, si el jugador no iba a la cita en Pekin.

También el "caso Messi" sentará precedente, como los de los brasileños Diego del Werder Bremen y Rafinha del Shalke 04, ambos del fútbol alemán.

"Las cuentas claras mantienen la amistad", reza un viejo refrán. Pero en este caso algo sufrió un quiebre y el tiempo sólo será testigo de su recomposición o no.