Algo habrá que hacer. Parar la pelota, mirar el panorama y ver y saber -pero sobre todo reconocer- que las cosas no marchan bien, que esta eliminatoria sudamericana está más complicada que de costumbre y entonces, ahí será el momento de tomar determinaciones, por más duras que sean.

No es que uno trate ahora de cargar con toda la artillería pesada contra Diego Maradona, pero la lógica, a la vista de todos, es que luego del encantamiento de los primeros partidos y cuando los "puntos" eran las cosas que Argentina necesitaba, se consiguió poco y nada.

Dos partidos ganados (Venezuela y Colombia), pero también dos derrotas (Bolivia 6-1 y Ecuador 2-0), marcan que a Maradona las cosas aún no le salen como quiere, o tal vez él no encuentra la forma para enderezar el rumbo.

No es solamente sumar puntos, que siempre son valederos y es lo que llevará al equipo al Mundial de Sudáfrica, sino porque el futuro -en especial el juego que brinda el equipo- no es demasiado promisorio.

Ahora Maradona deberá darse cuenta que hay jugadores que no le rindieron, que necesitan tal vez ser removidos y buscar otros que puedan darle aire a este equipo que pese a tener la base que irá al mundial, debe saber a qué juega, qué patrón y objetivo tiene por delante.

Así como están las cosas no se puede seguir, porque se corre el riesgo de que las ideas caigan en saco roto y todo lo bueno que podría ser, se escapó como agua entre las manos.

Tiempo de reflexiones. Nada es determinante ni agorero, sólo es cuestión de darse cuenta que se está cerca de un precipicio peligroso. Ojalá no se dé el paso fatal.