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24 de abril de 2024
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Impacto ambiental del Riachuelo
María Julia había prometido en 1994 que en 1.000 días los argentinos se podrían bañar en sus aguas. Los gobiernos que vinieron después tampoco hicieron nada por limpiar ese gigante foco de infecciones varias
6 de abril de 2006
Mientras que el conflicto por la instalación de dos plantas de celulosa en Uruguay continúa y no parece tener solución inmediata, en La Boca --a escasos 5 minutos del centro de la Ciudad de Buenos Aires-- las contaminadas aguas del Riachuelo esperan que se cumpla aquello que prometió María Julia Alsogaray en 1994: que en mil días los argentinos podrían bañarse y pescar en sus aguas saneadas y transparentes.

Es que una planta de celulosa generaría en el Río Uruguay un nivel de Demanda Bioquímica de Oxígeno (DBO) de 4,006 miligramos por litro --cuando el actual es 4 miligramos por litro--, mientras que en la desembocadura del Riachuelo se verificó que el promedio de DBO es de 26,2 miligramos por litro.

El DBO, si bien no es el único indicador de contaminación de corrientes de agua, es uno de los más usados en este tipo de estudios.

La contaminación orgánica es 4.366 veces superior al impacto contaminador de una de las plantas de celulosa, según datos publicados por la revista Noticias.

Los contaminantes arrojados al Riachuelo son cadmio, mercurio, níquel, plomo, cromo, arsénico, selenio, fenoles, bencenos, tolueno, hidrocarburos clorados, pesticidas, herbicidas, plaguicidas, detritos humanos y animales, materiales orgánicos en suspensión, detergentes, entre otros.

El grave problema de contaminación del Riachuelo no tiene actualmente la repercusión de las papeleras de Fray Lentos, seguramente porque no involucra las relaciones diplomáticas entre dos países vecinos.

Pese al silencio de Estado, que se reitera sin pausa desde aquella promesa de María Julia, para los vecinos de la cuenca Matanza-Riachuelo el problema se agrava por los más de 88 mil metros cúbicos de desechos industriales que vierten diariamente a su lecho las más de 3 mil fábricas instaladas en sus 64 kilómetros de recorrido.

De esas fábricas, según un informe de la Asociación de Vecinos de la Boca, “sólo el 3 por ciento de las industrias que contaminan tienen instalados procesos de depuración”.

Este nivel de contaminación fue verificado por la Defensoría del Pueblo de Nación en 2003, que prometió un informe actualizado para los próximos días.

El único problema no son los desechos industriales, además el 55 por ciento de la población ribereña de la cuenca no tiene cloacas y al 35 por ciento no le llega la red de agua potable.

Los ríos de la cuenca reciben 368 mil metros cúbicos de aguas residuales domésticas por día y tan sólo el 5 por ciento de ellas recibe el tratamiento sanitario previo que necesitan para no ser contaminantes.

La población de la cuenca Matanza-Riachuelo es de casi 5 millones de personas, lo que representa el 13,5 por ciento de la Argentina.

En la Argentina medio millón de personas viven en villas de emergencia, 13 de ellas se ubican en el curso inferior del Riachuelo.

Por los altos niveles de contaminación los vecinos de la cuenca sufren enfermedades respiratorias, de la piel y hasta incluso hepatitis.

Entidades ambientalistas reclaman desde hace años la intervención del Estado para encontrar una solución similar a la del Río Tmesis en Londres.

El presidente de la Asociación de Vecinos de la Boca, Alfredo Alberti, en febrero de 2004 hizo un “llamado solidario para crear una red de instituciones que impulse el saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo”.

La entidad calificó a la situación del Riachuelo como "un monumento a la corrupción e ineficiencia" y aseguró que “cada día, la inseguridad ambiental se cobra muchas más vidas que la violencia callejera”.

Los vecinos denunciaron que “solamente entre el puente de la Noria y La Boca, existe un excedente de 4 millones de metros cúbicos de barro contaminado resultante de desperdicios orgánicos e inorgánicos volcados por las industrias desde hace dos siglos.

Una de las principales críticas de vecinos y ambientalistas era hacia la ex-empresa Aguas Argentinas ya que un estudio determinó que “incumplió contratos y que sólo efectuaba el tratamiento del 12 por ciento de los efluentes cloacales que recibía en las plantas norte y sudoeste”.

Según ese informe, “el resto de los efluentes son vertidos al Río de la Plata, a la altura de Berazategui, sin haber recibido el tratamiento adecuado para obtener los niveles de calidad que establece el marco regulatorio”.

Hace días, el Gobierno rescindió el contrato de concesión del servicio de agua y cloacas a la empresa Aguas Argentinas y se creó la empresa estatal Agua y Saneamiento de la Argentina (AYSA).

El Estado tiene ahora bajo su órbita el dar el servicio no sólo de aguas sino también cloacas en la zona, para lo que prometió hacer las inversiones necesarias.

Los vecinos reclamas que también ejerza su poder de policía sobre la Cuenca en forma efectiva, castigando severamente a los agentes contaminantes por acción u omisión.

Muchas fueron las gestiones para su saneamiento, pero hasta el momento ninguna se cumplió.

A 12 años de la incumplida promesa de la ex-secretaria de Recursos Naturales, los vecinos ribereños esperan ansiosos que esta ve sí se cumpla con lo anunciado en junio pasado por el actual ministro de Panificación Federal, Julio de Vido, quien aseguró que una delegación china se encargaría de hacer un estudio ambiental en el Riachuelo para entonces sanearlo.