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25 de abril de 2024
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Aldo Abram, economista de Exante
El control de precios condiciona la inversión
“Ninguna empresa invierte en un país para que un funcionario le diga qué hacer”, advirtió Abram. Alertó sobre la desaceleración del crecimiento y las “reglas de juego arbitrarias”
27 de junio de 2006
El economista Aldo Abram consideró que la "política de control de precios" que ejerce el gobierno nacional condiciona la posibilidad de inversiones de empresas privadas nacionales y extranjeras.

Y alertó sobre la “desaceleración” de la economía que llevará a que la Argentina no crezca más allá de un 5 por ciento el año próximo.

Abram se manifestó particularmente preocupado por los acuerdos de precios que monitorea el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, porque “se arroga el poder de decidir si se pueden aumentar o no los precios, como si estuviera en vigencia una ley de emergencia de abastecimiento”.

“Nadie pone plata en un país en el cual un funcionario público se arroga el poder definir si se pude o no aumentar los precios y pide que se justifique la estructura de costos con varias semanas de anticipación. Nadie invierte en un país para que su empresa sea manejada por un funcionario público”, analizó.

En una entrevista con Asteriscos, por Canal P+E, Abram pronosticó que la Argentina no crecerá más del 7,5 por ciento este año y que la previsión para 2007 ronda el 5 por ciento, por las limitaciones de la capacidad instalada de producción y por la “incertidumbre laboral, tanto por la legislación como por los fallos de la justicia”.

“Uno de los temas más complicados es la ley de Aseguradoras de Riesgos del Trabajo (ART) que, al haber tenido tantos fallos en contra, parece que no estuviera vigente”, evaluó el economista y director de la consultora Exante.

Sumó además que “el Estado dicta reglas de juego arbitrarias que cambian constantemente y, ante la falta de reglas, es difícil que se piense en invertir”.

Como contrapartida, destacó como elemento “sólido en materia económica, que se priorice la solvencia fiscal, con al cual el gobierno se siente cómodo para enfrentar los vencimientos de deuda pública”.

De todos modos, lamentó que esa abundancia de ingresos no sirva para “tener una voluntad de resignar recaudación en favor de una reforma impositiva más justa y eficiente”.