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“El Loco” Di Palma: un héroe del Rally, entre ripio y asados
El inolvidable Rubén Luis Di Palma fue un animador de un Rally inolvidable corrido hace 25 años. Sin experiencia se metió entre los grandes. Cumplió en las rutas y con sus amigos
29 de marzo de 2008
Por Roberto Aguirre Blanco

Ya había sido dos veces campeón de Turismo Carretera, competido en todas las especialidades en Argentina y siempre ganando. Tenía 39 años y su espíritu aventurero y de “loco lindo” le faltaba un eslabón más. Correr en Rally.

En la cuarta edición oficial del Rally de Argentina, corrida por las rutas de Bariloche en 1983, el “Loco” no dudó, y como siempre, moviendo cielo y tierra, consiguió que el equipo oficial Audi le cediera uno de los cinco coches con los cuales vino a correr esa competencia.

Tras la participación en 1980 de Carlos Reutemann, cuando aún era figura de la Fórmula 1, la Argentina no contaba con un piloto en la especialidad mayor y la presencia de Di Palma, verdadero ídolo del automovilismo local, fue una gran atracción.

Para completar la locura, el arrecifeño llevó como navegante al periodista Néstor Streimbel, de experiencia en careras pero lejos del bagaje de capacidad para ser un experto lector de hoja de ruta, clave para evitar contratiempos en una prueba tan compleja.

La largada, como en muchas ediciones fue desde la puerta del ACA, y se tenía que hacer durante la noche el viaje de neutralización hasta Bariloche donde comenzaría oficialmente la primera etapa.

El trayecto por los caminos bonaerenses fue apoteótico, desde las radios se avisaba que pasaban los autos, pero todo el mundo salió la borde de la ruta, inclusive a altas horas de la madrugada para ver pasar el Audi Quatro del “loco” identificado con la publicidad argentina de “Molykote” en su parabrisas.

El ex campeón del TC no podía con su genio y debió cumplir a rajatabla con su actitud de amigo entrañable y parar sucesivamente en tres localidades del trayecto donde lo esperaron colegas para homenajearlo con asados.

Inevitablemente, la primera parada fue Arrecifes, su ciudad natal, donde comió un “choripán” con sus hijos aún pequeños, Marcos, José Luis y Patricio, para luego avanzar unos kilómetros y detenerse en Carlos Casares donde comió una tira de asado en una mesa preparada por su amigo Roberto Mouras.

El último pedazo de matambrito tiernizado y el postre lo degustó en la tercera parada “obligada”, 9 de Julio, en la casa de Guillermo “Yoyo” Maldonado. Así y todo, llegó quinto en la general a Bariloche junto a sus demás compañeros del equipo Audi.

Ya en la prueba propiamente dicha, Di Palma, sin experiencias en esta categoría, se metió como cuña entre los grandes y terminó quinto en la general, sorprendiendo por su velocidad y capacidad de manejo para los primes.

Talentoso e iluminado, en la segunda manga el “Loco” se animó a más y dejó boquiabiertos a los grandes pilotos de la época: Hannu Mikkola, Markku Alen, Stig Blomqvist, entre otros.

Sin embargo, una curva mal leída, lo hizo chocar contra la montaña y abandonar en el quinto prime de esa etapa cuando marchaba cuarto en al general e iba por más.

No le importó. Llegó al Parque Cerrado con la felicidad en la cara, la aventura había sido completada, y sin quedarse para el final volvió a Arrecifes donde sus amigos le prepararon un asado que esta vez comió sin apuros.

¿La carrera?, la ganó el finlandés Mikkola con Audi Quatro en su lucha con Lancia, máquina con la cual volvería a correr Di Palma en 1985 con poca suerte, pero con la misma fiesta popular en su alrededor. Pero esa, es otra historia.