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Los grandes diarios integran sus redacciones en papel y web
La iniciativa ya la aplicaron Clarín y La Nación, en paralelo con los grandes medios europeos y de EEUU. También la ponen en práctica los medios de menor porte. Polémica
9 de septiembre de 2008
El complejo mundo de los mass media atraviesa una de sus transformaciones más importantes de las últimas décadas por la irrupción de internet para dar una instantaneidad nunca antes lograda a las comunicaciones y la información.

La convergencia de texto, imagen y sonido, y la aparición del lector, el oyente y el televidente ya no como receptores del mensaje sino también como difusores de la noticia, es una de las grandes novedades.

Muchos medios, como los canales de cable, comienzan a nutrir su agenda de noticias con información on line que les envían sus lectores.

Empieza a haber cientos de 'periodistas' adhoc al servicio de los medios a los que son afines.

Una nueva etapa comenzó en Clarín y La Nación, los dos diarios más importantes del país.

Las empresas apuestan a una reconversión de la labor periodística como se conoció hasta ahora.

Y la pregunta es cómo impactará el cambio en los lectores. Las resistencias de algunos periodistas y las dudas sobre los beneficios de la “integración”. Quienes son los periodistas y editores que están llevando adelante los procesos de convergencia.

Según publica Diario sobre Diarios, Clarín y La Nación, los dos matutinos que más venden en la Argentina, tomaron una decisión estratégica y que va en el mismo sentido de lo hecho por sus colegas internacionales: fusionar las redacciones papel y web.

Con distintos abordajes y miradas sobre el fenómeno mundial, los dos matutinos se preparan para una nueva etapa que consiste en transformar a las empresas que editan diarios en papel y que además tienen sitios informativos en una maquinaria de noticias “24 por 24” los siete días de la semana (expresado en documentos que veremos mas adelante como “24/7”).

La idea general que ambos matutinos apuntan a desarrollar se centra en jerarquizar a nivel periodístico sus contenidos para la web, en lugar de relegar esas redacciones a un segundo nivel en relación a las del diario papel.

El objetivo de las empresas es crear un híbrido informativo que se mantenga actualizado las 24 horas a través de Internet, aunque con un “cierre” a determinada hora del día para la edición impresa. De esta forma, los periodistas publicarán sus noticias en cuanto tengan la información, sin tener que esperar hasta la edición del día siguiente. Mientras que el papel sería el soporte para los análisis, contextualizaciones y opiniones sobre las noticias del día que pasó, señala DSD.

Esta nueva etapa está generando notables cambios en los contenidos de ambos diarios: columnistas que analizan los sucesos más importantes del día a pocos minutos de ocurridos con una nota en el sitio, periodistas que deben producir contenidos tanto para el papel como para Internet (audios, videos, fotos, etc.) y “recuadros” en las ediciones impresas anunciando a los lectores que hay “más información” en el sitio web.

Estos cambios también están impactando en todos los sectores que se relacionan con el periodismo: partidos políticos, organismos oficiales, empresas privadas, organizaciones de la sociedad civil, etc. Muchos de ellos aún se sorprenden cuando brindan información esperando verla al otro día en el papel y se enteran, a los pocos minutos, que el periodista ya publicó esos datos en el sitio de Internet.

Esta fusión de las redacciones no está exenta de algunas resistencias dentro de los matutinos. Desde sectores gremiales están alertas sobre una posible “duplicación” del trabajo de los periodistas (el ejemplo clásico es ir a una conferencia de prensa, pero no sólo a tomar nota sino también a grabar o filmar), mientras que algunos veteranos del oficio miran con cierto desdén el avance de la tecnología ya que consideran que podría impactar de manera negativa en el tratamiento de la información.

Para este trabajo, DsD recurrió a fuentes de ambos matutinos, además de leer los documentos en donde los responsables de la integración de las redacciones volcaron sus ideas de cómo debe desarrollarse la fusión. Aquí lo ofrecemos a los lectores con el objetivo de que se difundan las implicancias que estas decisiones tienen en la manera que la sociedad se informa.

Bajo las órdenes del editor general del diario, Ricardo Kirschbaum –responsable de la integración-, el periodista llegado el año pasado a Clarín desde CIMECO, Darío D´Atri es quien está llevando adelante, en el “día a día”, todos los aspectos relacionados con la fusión. Es decir, la relación con los editores, el intercambio de materiales entre el papel y la web y la implementación concreta del proyecto.

D´Atri organizó para los periodistas de ambas redacciones distintas charlas con expertos en integración de redacciones y periodismo digital. Entre otros, visitó el diario el consultor de medios español Juan Varela, editor de uno de los blogs periodísticos más leídos: Periodistas 21.

Kirschbaum y D´Atri elaboraron un “paper” para explicarle a la redacción como será el proceso de integración. Se titula “Redacción integrada & periodismo multiplataforma”. Allí se despliegan las principales ideas, además de hacer un repaso del fenómeno a nivel internacional y de analizar los “pros y contras” de la fusión. El dato que nadie leerá en ese documento –porque no lo dice- es que íntimamente los editores del diario papel piensan que La Nación le llevaba hasta aquí ventajas en el desarrollo de la integración: “arrancaron primero con la fusión y en este sentido armaron un site muy bueno”, afirman.

El elemento más significativo de la integración de Clarín es la creación de una “nueva Mesa Central” que en el diario bautizaron como “la H” por tener la forma de esa letra.

Según el informe, desde allí “se coordinarán todas las secciones y suplementos del diario y la web, la homepage de Clarín y el cierre del diario, suplementos y productos especiales”.

En los lados verticales de “la H” están los editores jefes tanto del papel como de la web, mientas que en el lado horizontal estarán los editores generales, hoy Kirschbaum y Ricardo Roa. “La H” ya está funcionando en plenitud. Físicamente está detrás de los puestos que ocupan los editores de la sección “El País”.

Allí ya se instalaron seis televisores del tipo “plasma” y algunos periodistas que ofician como enlaces entre ambas redacciones. Kirschbaum y Roa aún no ocuparon sus lugares en la mesa, comentaron a DsD fuentes del diario.

Según señalaron esas fuentes, cuando esas pantallas fueron colgadas, la redacción se llenó de picardías y bromas rápidas: “Che ¿le pusieron La H por Héctor Magnetto?” preguntó un periodista por lo bajo, mientras otros se reían porque otro compañero había dicho que era por Doña Ernestina, sin percatarse que ese nombre se escribe sin hache. Otros pedían que se pusiera el futbol, algunos los canales de cotizaciones de las bolsas del mundo, y así surgían más ideas mientras las pantallas seguían apagadas. Finalmente, se inauguraron con la señal TN del propio Grupo Clarín.

Además de “la H” habrá otro espacio de interacción entre el papel y la web. Se trata de la Mesa Continua de Información (MCI), que según el informe será el lugar “desde donde se publicarán la mayoría de los contenidos de Clarin.com y de sus restantes plataformas digitales”. La MCI cumplirá, además, “tareas de mesa de noticias y mesa de cierre”.

El documento también aborda en un pasaje el “cambio cultural” que implica la nueva noción de “periodistas multiplataformas”. Allí destacan:

• La experiencia nos muestra que la integración de redacciones ha generado una confrontación de culturas de trabajo que, bien encarada, puede traducirse en un aprendizaje mutuo.

• Con el proyecto de integración de las redacciones de Clarín y Clarin.com apuntamos a lograr cambios positivos que no sólo impliquen crear todos los días un mejor diario y un mejor site, sino también un crecimiento profesional de cada uno de los periodistas y editores.

• Somos periodistas “del papel” acostumbrados a un cierre diario, a una sola plataforma, y a una mecánica de trabajo que no necesariamente es la que mejor se adapta a lo que nos piden los cambiantes gustos de nuestros lectores. Por eso, ahora, buscaremos aprender a pensar cada una de nuestras notas como si fuéramos editores multimedia, a sumar a los textos video y audios tomados y editados por nosotros mismos, y a pensar en los lectores no desde la óptica del único contacto diario, sino desde un escenario de contacto permanente, desde la mañana a la noche.

• No se trata de un cambio que ocurra de la noche a la mañana. Ni siquiera se trata de cambios forzados, que impliquen olvidar que cada periodista tiene distintas aptitudes, intereses profesionales y expectativas frente a un desafío como este. Pero desde la dirección de Clarín vamos a impulsar fuertemente la transformación del perfil de periodistas y editores, como única herramienta para afrontar los enormes desafíos que nos plantean los cambios constantes y acelerados de la gente en la forma de consumir información.


En otro pasaje, aborda en concreto la relación entre la integración de las redacciones y la “calidad periodística”.

• Sería un error limitar los cambios que vienen con la integración a la simple unión de dos equipos de periodistas y editores. Lo que buscamos es un aumento evidente de la calidad general de todos nuestros productos de la mano de los siguientes cambios:

a) Mesa Central: tendrá una mayor y constante participación en el minuto a minuto de la redacción, definiendo qué publicamos en cada plataforma, el foco editorial y, sobre todo, la coordinación de los abordajes para buscar el mayor grado posible de complementariedad entre el papel, Internet y las demás plataformas.

b) Mesa Continua de Información: será clave no sólo para garantizar la publicación de contenidos en Clarin.com, sino como mesa de noticias y post-cierre, coordinando en un mediano plazo el trabajo de las secciones del diario en horarios matutinos y tras el cierre. La MCI cumplirá inicialmente una función esencial como puente entre lo que producirán las secciones del diario para Internet y la publicación de esos contenidos.

c) Nuevo esquema de trabajo 24 x 7: implicará un cambio sustancial en términos de cobertura de los hechos de la realidad: necesitamos una redacción “abierta”24 horas para abastecer a la gente, las 24 horas del día, de noticias, historias, relatos en imágenes, datos de mercados, información de servicios, etc.

d) Periodistas multimedia: queremos que los periodistas y editores de Clarín aprendan a usar cámaras de video y fotografía digital, equipos de audio digital, que en un futuro sepan cortar y editar videos y que desde el momento de plantear una cobertura imaginen en qué plataforma y con qué recursos van a narrar su historia. El desafío es grande, pero la experiencia internacional nos demuestra que hacer una entrevista para el diario, tomar parte del audio para dar un adelanto en Internet y sumarle un pequeño video con un resumen del periodista sobre el contenido del reportaje es posible, conveniente y, sobre todo, disparador de creatividad.


Por último, el informe aborda la nueva “relación con los lectores” con el nuevo esquema integrado. Según afirma:

• Estamos acostumbrados a mantener con los lectores del diario una relación a la vez cercana por nuestra capacidad de traducir sus intereses en nuestras coberturas, pero distante, en tanto no tenemos herramientas para saber “minuto a minuto” qué quieren, qué rechazan, qué valoran y qué los sorprende.

• Con la integración de las redacciones avanzaremos poco a poco en el sentido de un mayor contacto “instantáneo” con los lectores de cada plataforma. Y a partir de ese contacto, podremos ajustar nuestra capacidad de respuesta. La web nos permite seguir el pulso diario de interés o rechazo sobre determinados temas. De esa manera, podremos realizar un “ajuste fino” sobre la oferta de contenidos que haremos, al día siguiente, desde el papel.

• Al mismo tiempo, saber qué quieren los lectores no implica perder la soberanía de la toma de decisiones editoriales: no somos un canal de TV que por el raiting estira o corta una nota. Sabemos que debemos desde Internet explotar el potencial de la información inmediata, así como desde el papel apuntalar las instancias de profundización informativa, de opinión, debate y análisis. Por eso la mayor capacidad de auscultar el estado de ánimo e intereses de nuestros lectores, debe entrar en sintonía con la toma de decisiones en cada momento del día sobre la forma de encarar los temas, el momento más conveniente para publicarlos y la complementariedad que ofrecemos entre las distintas plataformas.


Los cambios en la redacción de Clarín a partir de la integración aún no se empezaron a sentir en concreto entre los periodistas, ya que –afirman- aún no hubo una modificación sustancial de las tareas que habitualmente desempeñan. Hay versiones que afirman que la integración demandará distintos reacomodamientos tanto en la línea de editores como entre los periodistas que trabajarán para ambos formatos. Aunque por el momento son sólo versiones.

De todas formas, hasta aquí la integración no ha sido fácil. Hay profesionales y profesionales. Los mas “viejos”, los que pintan canas, sin ambages expresan en voz alta su no comprensión. “Para qué tantas vueltas; esto es un absurdo” dicen. “Yo vengo escribo mis notas y después que hagan lo que quieran…” buscan desligarse otros. “A partir de las 20 me rajo como todos los días…no me jodan” advierten.

Sin embargo los más jóvenes parecen más entusiastas: muchos ya tuvieron oportunidades de firmar notas en la estratégica página 3 de Clarín, como Javier Rodríguez Petersen (quien se desempeñaba sólo en el sitio web) entre otros. Aquí se puede ver la cobertura que el periodista hizo en el mismo día para el sitio web y aquí la que se publicó, reformulada, al otro día en la página 3 del diario.

Hay varias secciones donde “jóvenes o viejos” se mezclan y no presentan resistencias al cambio. Sabían de antemano que iban a tener que producir contenidos para el sitio web en cualquier momento, y ya no sólo para el cierre del diario papel.

La primera experiencia en la producción de un contenido para ambos soportes fue un reportaje al entonces flamante jefe de Gabinete, Sergio Massa. Leonardo Míndez firmó la nota en papel y un periodista de la web, que participó con preguntas de la entrevista y subió el video al sitio del matutino.

La Nación, en dos etapas

Según se comenta en fuentes de La Nación, parte del ingreso que la empresa obtuvo por venderle su parte en CIMECO al Grupo Clarín (aproximadamente 62 millones), tuvo un destino “estratégico”: seguir desarrollando el área de Internet. De hecho, a pocos días de desprenderse de las acciones en CIMECO, presentó un ambicioso rediseño de su sitio web, indica DSD.

En el caso de La Nación, la “integración” no implicó una movida tan importante como la de Clarín. Desde que se creó, la redacción del sitio web siempre estuvo físicamente junto a la de papel. Claro que sin interrelación entre una y otra. Clarín en cambio, tuvo que mudar a sus periodistas del “.com” de un edificio en la calle La Rioja a la sede central de Tacuarí.

Además, el sitio de La Nación desde hace al menos dos años produce información propia. Aunque no lo hace con la dinámica del papel de conseguir datos, chequearlos y publicarlos, sino más bien con una lógica radial: hablar con los protagonistas informativos del día para sacarle declaraciones “a lanacion.com”.

En contrario a Clarín, que privilegió el cuestionado “formato blog” para publicar información (es decir, la noticia que se ve primero en el sitio es la “última” cronológicamente ocurrida), La Nación mantuvo la jerarquización de la información por la importancia que sus editores le asignan, apostando así a seguir la agenda informativa de cada jornada. En su sitio web sería imposible leer como noticia principal del día, en lo alto de la “home page” (cosa que ocurre habitualmente en Clarín) que, por ejemplo, se lesionó un mediocampista de Estudiantes de La Plata.

Desde hace unos días, además, en el sitio de La Nación se pueden leer columnas de opinión tanto de Joaquín Morales Solá, como de Carlos Pagni o Mariano Grondona exclusivas para ese soporte. También periodistas del papel publican información del día en el sitio, que al día siguiente sale reformulada en el papel.

El diario también tomó una decisión arriesgada: abrió a sus lectores la posibilidad de poder comentar las noticias, sin más filtro que el que los propios lectores ponen (éstos, cuando consideran que hay un “abuso” lo “reportan” a un “moderador” que define luego si se publica o no el comentario).

La Nación encaró la convergencia en dos etapas: la primera fue la de “recopilación de información”. Para esto, los editores Claudio Jacquelin, Carlos “Chani” Guyot y Daniel Arcucci, no sólo se dedicaron a leer sobre los distintos procesos que se dieron en el mundo, sino que también viajaron a diversos países para ver de cerca la convergencia. Este equipo trabajó bajo la atenta supervisión de los jefes de redacción Ana D´Onofrio y Héctor D´Amico.

La segunda etapa, que es por la que está transitando, es la de la “implementación” en concreto de la integración. D´Onofrio fue designada la responsable de todo el proceso. La subjefa de redacción del diario se incorporó en los 90, luego de dirigir la revista más vendida durante décadas: Gente, de Editorial Atlántida. Bajo su supervisión se encuentran tanto los contenidos del sitio web, como la capacitación y la instrumentación de la convergencia. Con este objetivo también se designó en la mesa de conducción del diario al segundo de D´Onofrio en este proceso, Gastón Roitberg (quien es responsable de los contenidos web en el turno tarde).

En este momento, está en proceso el desembarco de unos cuarenta periodistas del sitio web a las distintas secciones de la redacción. Allí convivirán en el “día a día” con sus colegas del papel y la idea, comentan fuentes del diario “es que todos aprendan de todos, los de la web, las dificultades que implica conseguir y chequear buena información y los del papel, los nuevas formas de comunicar una noticia”.

Al igual que en Clarín, en La Nación también hay algunas resistencias entre algunos periodistas que ven que la convergencia puede llevar a una duplicación del trabajo. En el diario admiten que “hasta ahora estamos en manos de la buena voluntad y del profesionalismo de los periodistas. Aspiramos que los que se entusiasmen con esta nueva forma de trabajo logren estimular a los demás”.

En La Nación toman como un buen ejemplo de lo que debería ser la integración de las redacciones la cobertura que realizó de los últimos juegos olímpicos. Hacia Beijing envió un equipo periodístico liderado por un editor del sitio web que produjo información tanto para el papel como para Internet.

El propio diario hizo pública su satisfacción con el trabajo en los juegos olímpicos el miércoles 27 de agosto, cuando publicó un aviso titulado “En estos juegos La Nación también dejó todo” sobre la foto de los cinco enviados: Alejo Vetere, Fernando Molina, Chistian Leblebidjian, Miguel Romano y Juan Manuel Trenado. Según el diario, los periodistas produjeron en Beijing “50 videos de producción propia (videoanálisis, entrevistas, informes, etc), 20 audios, 3 posts diarios, 15 infografías animadas” entre otros contenidos.