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100 por 100 argento: fue a la Davis y se le cayó la careta
Importante operativo de ARBA en la final de la Copa Davis para detectar morosos en el pago de patentes de automóviles. Algunos deben poco y otros dan vergüenza
21 de noviembre de 2008
Por Roberto Aguirre Blanco

Esto sólo pasa en Argentina. Un fanático del tenis no lo pensó dos veces. La final de la Copa Davis en Mar del Plata. Sacó el abono más caro y llegó temprano al predio del Polideportivo para vivir a pleno la jornada.

Estacionó su automóvil Mercedes Benz, modelo 2004, y con todo su aspecto bien fashion ingresó acompañado de una rubia despampanante, con dos vasitos de champagña en sus manos al sector vip.

Lamentablemente, el hombre no se percartó del stand de ARBA ubicado dentro del predio con el fin de informar y acelerar trámites de deudas pendientes con el fisco bonaerense.

Como era de suponer el mediático director ejecutivo de la Agencia de Recaudación de Buenos Aires, Santiago Montoya, tenía un operativo preparado para la ocasión.

Y, mientras los espectadores gozaban y sufrían con la primera jornada de tenis, los sabuesos del fisco tomaban las patentes de los coches estacionados en el gran parque del Polideportivo y lo pasaban por la base de datos de ARBA.

Así saltaron a la vista decenas de deudores que fueron informados con una nota colocada sobre el parabrisas del vehículo, invitándolos a abonar lo pendiente.

Sin embargo, el dueño del Mercedes Benz se encontró con otro tipo de nota: una deuda pendiente de 38 mil pesos por patentes impagas y una orden directa de ejecución por juicio.

“Esta persona que vino aquí a ver el partido con total impunidad nunca pagó una patente. Se sabe, cuando uno compra un coche tiene dos obligaciones que no puede renunciar: pagar el seguro y la patente”, declaró a Asteriscos.Tv una azafata de ARBA, soprendida por la deuda.

Al amigo se le atragantó el bocadito de sushi que comió a la salida del vip y maldijo su idea de venir con su auto último modelo. "Mañana traigo el auto de mi mujer que no paga patente". ¡Estamos en llamas!