Por Diego Provenzano, enviado especial de Asteriscos.Tv a Sudáfrica

Imposible no ilusionarse. El desequilibrio de Messi, el laboratorio de Maradona, la simpleza de Samuel, la marca de Mascherano y el empuje de Tevez, invitan a soñar.

Más aún después de una actuación convincente, que si bien tuvo sobresaltos, fueron lógicos para un debut en una Copa del Mundo y ante uno de los rivales más difíciles para la historia de la Selección.

El material que tenía Argentina era elogiado por todo el mundo futbolístico, pero el plantel, y sobre todo el cuerpo técnico, se debía una actuación como la que tuvo ante Nigeria.

Convencerse de que el fútbol va más allá de una táctica, y que la clave es que cada jugador sepa el rol que cumple en el equipo.

Esa es la mística que Maradona busca imprimirle a la selección. Por eso, Messi pudo jugar de Messi, Carlitos hizo lo que mejor sabe hacer ("dejar todo"), Samuel fue más que nunca un "Muro" y hasta Heinze demostró su experiencia europea para culminar una jugada que Diego preparó toda la semana en el búnker de Pretoria.

Allí teje su sueño Argentina. En la intimidad, en la buena onda que se exterioriza y hasta contagia a los periodistas e hinchas que hacen guardia todos los días para conocer algo más de ellos.

Y aquí, la Selección dio el primer paso. Los que saben dicen que es el más importante, que después se aprende a caminar solo.

El estadio Ellis Park fue el escenario, el mismo donde hace exactamente 45 años Los Pumas se ganaron el mote que nunca más abandonaron y que defendieron en cada una de sus presentaciones.

Maradona quiere dejar su legado en el lugar que lo convirtió en símbolo.

Hoy, el tren empezó a andar...