Tres de cada diez hogares del país sufrieron la inseguridad - Versión para Imprimir - Asteriscos.Tv
Asteriscos.Tv
Asteriscos.Tv - http://www.asteriscos.tv/
Permalink: http://www.asteriscos.tv/noticia-28678.html

Tres de cada diez hogares del país sufrieron la inseguridad
Es lo que más preocupa a los argentinos. Lo revela una flamante encuesta nacional de la UCA, que muestra un fuerte aumento del delito desde 2006. Los K miran para otro lado
4 de julio de 2010
Aunque el Gobierno y la mayoría de los políticos mire para otro lado –y en algunos casos ni siquiera la admita como un problema grave–, la inseguridad es el tema que más afecta y preocupa a los argentinos, publica el diario Clarín en su edición dominical.

Una encuesta nacional que acaba de ser procesada revela que en tres de cada diez hogares al menos un miembro de la familia fue víctima de algún delito, una proporción que viene creciendo sin parar desde 2006.

El Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina realiza desde 2004 un exhaustivo relevamiento nacional anual para conocer la situación económica, habitacional, educativa, cultural y hasta psicológica de los argentinos. Clarín accedió a los resultados de la encuesta 2009, en la que se relevaron 2.130 hogares representativos de los centros urbanos con más de 200.000 habitantes. Con semejante base de información disponible, y la comprobación estadística de que el delito viene creciendo sin parar en los últimos años, los responsables del Observatorio también analizaron los motivos que explican la “sensación de inseguridad”.

Veamos algunos números: mientras que la cantidad de hogares en los que al menos un miembro de la familia fue víctima de un delito venía cayendo entre 2004 y 2006, desde entonces tuvo un fuerte aumento: de 20,2% ese año, a 27,3% en 2009.

“Después de tres años de reactivación económica en los que cayeron las tasas de victimización, vemos un ascenso rápido del delito desde 2006, que afecta en mayor medida a las clases más pudientes pero también a la clase baja, esa franja social que con la inflación, la crisis internacional y el retroceso del trabajo en blanco cayó en la informalidad”, explica el titular del Observatorio, Agustín Salvia. “En un contexto de mayor desigualdad, las clases medias profesionales son las que hacen más posible la ‘redistribución’ de los recursos que se concreta a través del delito”, explica.

Para Salvia, además, el fuerte salto de los robos en la clase baja podría explicarse por el “acceso fácil” que una “nueva delincuencia” –nacida al calor de la flamante necesidad económica– tiene entre sus vecinos. “Los jóvenes son otras víctimas predilectas de la delincuencia. Como andan más en la calle están más expuestos”, dice el investigador.

La encuesta de la UCA también muestra que el porcentaje de personas que tiene miedo de ser víctima de un delito viene acompañando a la perfección la curva de los robos: aunque siempre con niveles mucho más altos, caía cuando bajaba la cantidad de robos, pero desde 2006 subió nueve puntos. Este es el primer indicador de que la tan mentada “sensación de inseguridad” responde principalmente al hecho de haber sido víctima de un robo, o que le hayan robado a algún familiar.

“Acá está la clave para explicar el miedo de la gente. Se da en toda la sociedad, pero sobre todo en los sectores más bajos”, sentencia Carolina Moreno, coordinadora del capítulo seguridad de la encuesta. “Si se lograra disminuir la cantidad de robos y crímenes violentos, la llamada sensación de inseguridad caería de inmediato.”

Pero hay más pruebas de estos vasos comunicantes entre robos y miedo. En 2008, los hogares ubicados en villas de emergencia que habían sido víctimas de delitos representaban el 26,4% del total. Un año después, esa cifra cayó a 16%. Pues bien, la “sensación de inseguridad” entre los habitantes de las villas también se desplomó de 86,8% a 68,1%. Mientras, en los hogares del trazado urbano pasó lo contrario: la cantidad de víctimas creció de 25,8% a 27,6%, y en ese lapso el miedo también aumentó tres puntos, de 74,4% a 77,7%.
Policías en acción

Que anoten los gobernantes: según el relevamiento de la UCA, la presencia de la policía en las calles efectivamente baja la cantidad de robos. “Sobre todo en los barrios de clase muy baja y media baja, donde el año pasado la tasa de delitos se duplicó en las zonas en las que no había patrulleros”, aclara Salvia. Excepto en las villas de emergencia, esta relación entre presencia policial y caída del delito se da en todas las clases sociales y en todo el país, aunque es más pronunciada en el Gran Buenos Aires que en el interior.

¿Sobredosis de TV?

Es una de las respuestas casi automáticas de funcionarios, referentes sociales progresistas y hasta jueces: la “sensación de inseguridad” es una enorme ola de espuma agrandada por la televisión y los medios, que repican constantemente con imágenes de crímenes, familias destrozadas y marchas contra la inseguridad. Pero más allá de la sana y necesaria discusión sobre el rol del periodismo en la cobertura de los hechos policiales, la encuesta de la UCA muestra que de toda la gente que dijo haber sentido miedo al delito en 2008 –último año con este recorte procesado– apenas hubo una diferencia de 6% entre quienes miraban los noticieros y los que lo hacían “rara vez o nunca”. Esta distancia se estiraba al 9% entre los jóvenes y los sectores más postergados, pero casi desaparecía en las franjas bajas y altas de la sociedad.

“La televisión es un fuerte actor social de la actualidad, y como tal puede afectar la sensibilidad de la gente con respecto a ciertos temas. Pero no alcanza con echarle la culpa a los medios para bajar el miedo al delito. Según nuestros datos, no hay dudas de que la sensación de inseguridad no se le puede atribuir a la influencia de la televisión”, explica Salvia.

Hay otros datos que deberían preocupar más a la Presidenta: entre las víctimas de robos o violencia se desploma la confianza en el Gobierno, y es lo que viene ocurriendo en los sectores medio bajos –sobre todo en el Gran Buenos Aires– y en las villas de emergencia, donde el kirchnerismo guarda fuertes esperanzas electorales. La encuesta muestra una diferencia de entre 10% y 15% en esos sectores, mientras que en las franjas más acomodadas la pérdida de fe en el Gobierno no llega al 3%. Pero cuidado, la inseguridad y su efecto inevitable, el miedo, también aflojan los lazos de la democracia en la clase media alta. La investigación de la UCA refleja que su principal desilusión es con la Justicia: sólo el 26% de quienes sufrieron robos confía en los jueces, mientras que 37% no cree en los resultados de su trabajo.

¿Otras consecuencias de la inseguridad? Un sensible aumento de la depresión y la angustia, y la amarga sensación de haber perdido el control de la propia vida. Para la investigadora Carolina Moreno, “el miedo al delito provoca un aislamiento social y un abandono de los lugares públicos que a su vez favorece que aumenten los robos. Para revertir este circuito negativo hay que fortalecer los vínculos sociales en los barrios, aumentar la presencia de una policía efectiva y respetada por la gente, y recrear la confianza en los gobernantes”.

El sociólogo Agustín Salvia va un paso más lejos: “El miedo genera desconfianza en el otro, pero también en las instituciones. En la encuesta del año pasado, le preguntamos a la gente si prefería un gobierno ‘fuerte’. La respuesta afirmativa fue bastante más alta entre quienes habían sido víctimas de algún delito, sobre todo en la clase baja, con una enorme diferencia de más de 34 puntos. Para derribar otro mito, debo decir que en los sectores más pudientes ese reclamo de un gobierno ‘fuerte” era mucho más bajo.”

Sin encuestas oficiales de victimización desde 2006, enredados en explicaciones y teorías más justificadas en prejuicios ideológicos que en información confiable, los argentinos siguen esperando acciones concretas que alejen de ellos las balas y el miedo. Por ahora esperan.