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Se cumplen dos meses de la desaparición de López
A dos meses de la desaparición del testigo del caso Etchecolatz, Rubén López, hijo de Julio, dijo que no puede descartar "la posibilidad de la muerte"
17 de noviembre de 2006
No sabe qué pensar. Va de un estado al otro creyendo que su padre está todavía perdido o secuestrado. Pero a dos meses de la desaparición más resonante desde la vuelta de la democracia, en la familia se acorta la esperanza: "No puedo descartar la posibilidad de la muerte".

El que habla es Rubén López, el hijo mayor de Jorge Julio López, el testigo del juicio al represor Miguel Etchecolatz que mañana cumplirá dos meses de desaparecido.

Rubén es muy flaco. Con sus 41 años se ve cansado. Se muestra agobiado. Hace las veces de portavoz familiar desde que no supo nada más del paradero de su padre. Y repite hasta el hartazgo que no le gusta hablar, pero que lo hace para que la gente no se olvide.

En su carpintería ubicada detrás de la casa de sus padres, en Los Hornos, recibió a LANACION.com en la tarde de ayer. El sol parece quemar la media sombra color verde que hace las veces de techo del humilde y caluroso taller. Y la pesada atmósfera da una sensación de ahogo, el mismo que parece sentir él por no tener noticias de su padre.

Entre recortes de madera, sierras y tablones, Rubén deja de trabajar en la terminación de un portón levadizo para hablar. Ya se muestra más resignado. A la esperanza de los primeros días, cuando creía que su padre podría estar bajo estado de shock, perdido o vagando, siguió el impasse de la falta de pistas y la desoladora imagen de que podría haber sido secuestrado.

-¿Pensás en la posibilidad de la muerte?

-Y es que no la podés descartar. Lamentablemente sí. Es la que menos pienso. Si yo me dejo llevar por eso me gana la desesperanza. Pero queremos encontrarlo vivo.

Cruza y descruza sus brazos casi como un tic. Busca con el movimiento ondulante de la cabeza relajar el cuello cada vez que piensa en lo que puede estar pasando su padre. "Creo en Dios y en la fuerza que tiene mi viejo. Una persona que sufrió lo que él pasó tiene que tener fuerza para aparecer", dice. De fondo ladran dos perros que se esfuerzan por meterse en el taller.

-¿Qué datos tienen de lo que pasó con tu padre?

-Nada, muy poco. Sí se pudo determinar que hay cinco personas que lo vieron acá cerca el mismo lunes [el 18 de septiembre, día en el que desapareció], gente de la zona que no se conoce entre sí y que conocen a mi viejo. Lo vieron en un lapso de una hora y media desde las 9.30 a las 11. A partir de ahí no tenemos nada más.

-¿Sentís que se está haciendo lo imposible para encontrarlo?

Sí, [responde sin dudar], porque lo he visto. Hemos estado nosotros en algunas búsquedas para ayudar y también para estar.