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Se cumplen 10 años del crimen de José Luis Cabezas
El reportero gráfico fue asesinado el 25 de enero de 1997 en una cava de General Madariaga. Le dieron dos disparos en la nuca y lo quemaron dentro de su auto
25 de enero de 2007
Por Adrián Taccone

A casi 10 años de uno de los crímenes más aberrantes de la historia argentina, que desenmascaró una trama siniestra entre el poder político y económico, el dilema siguen siendo saber si en el homicidio del reportero gráfico José Luis Cabezas se hizo justicia.

La causa tuvo todos los condimentos de una novela de intrigas, rencores y temores, pero en la más tristes de las realidades.

José Luis Cabezas tenía 35 años, trabajaba como reportero gráfico de la revista "Noticias" y el 25 de enero de 1997 fue secuestrado, esposado, golpeado, asesinado de dos disparos en la nuca y su cuerpo calcinado en el interior de un automóvil, en una cava de General Madariaga.

Las disputas políticas entre los entonces presidente de la Nación, Carlos Menem, y gobernador bonaerense Eduardo Duhalde, quedaron en el centro de la escena, teniendo como principal objetivo el nombre de un poderoso empresario telepostal, Alfredo Yabrán, quien se suicidó acorralado por la justicia 16 meses después del crimen.

Finalmente todo derivó en un juicio oral y público con sentencia el 2 de febrero de 2000, en el que fueron condenadas ocho personas, y Yabrán como instigador del asesinato, dado que para la justicia quedó probado que a Cabezas lo mataron por
ejercer su tarea profesional.

No obstante, la Sala I de la Cámara de Casación bonaerense decidió echar por tierra las condenas a perpetuidad para la mayoría de los condenados y les redujo las penas, por lo que al aplicárseles la mentada ley del "2x1", salvo uno, todos los demás lograron salir en libertad.

El dilema, a 10 años, es saber finalmente si el asesinato de José Luis Cabezas tendrá justicia o no, tal y como piden sus padres Norma y José, dado que ahora es la Suprema Corte bonaerense la que debe ratificar el fallo de Dolores, para dejar la sentencia original firme, o bien hace caso a lo resuelto por Casación.

Tras su muerte, no solo la sociedad periodística, sino toda en general, comenzó a descubrir un mundo cuasi siniestro, en el que salieron a la luz personajes y hechos que convulsionaron a los últimos años del viejo siglo.

Es que Cabezas fue un símbolo, un mito, un ícono que se desparramó por todo el país y el exterior, y en muchos casos, sin tener demasiada idea de la persona en sí, pero consustanciados con su trágico final.

Desde el principio se supo que la investigación no iba a ser nada sencilla, y los investigadores policiales responsabilizaron a una banda de lúmpenes y de la noche de Mar del Plata, que se decía estaba comandado por Margarita Di Tullio, alias "Pepita La Pistolera".

En ese entonces, desde el Gobierno nacional que ejercía Carlos Menem, se dijo que el crimen de Cabezas "estaba esclarecido", al encontrarse el arma homicida, sin saber siquiera cómo hizo la misma para recorrer la distancia que la separaba de una cava en cercanías de Pinamar a un placard en Mar del Plata.

Luego se supo que un grupo de muchachos del barrio platense de Los Hornos había estado metido en el caso, desde ahí conocidos como "los horneros", quienes fueron contratados por un ex oficial de la policía bonaerense, Gustavo Prellezo, para -según ellos- "darle un susto" a Cabezas.

El final trágico del reportero, sacó a la luz también las conexiones que Prellezo tenía con el ex jefe de la custodia personal de Yabrán, Gregorio Ríos, y toda la enmarañada red que se tejió en torno a Cabezas, que incluyó a otros miembros de la
policía de la provincia de Buenos Aires, la misma a la que Duhalde calificó alguna vez "como la mejor del mundo".

El juez de instrucción de Dolores, José Luis Macchi, apeló a todos los recursos a su alcance para poder llevar la causa a un juicio oral y público inédito para la justicia de esa localidad, debido a su repercusión.

Sin embargo, y más allá del sistema Excalibur que descubrió las llamadas entre Yabrán y el entonces ministro de justicia de la Nación, Elías Jasan, quien debido a esto renunció a su cargo, el empresario no pudo ser detenido, dado que eligió su propio destino suicidándose con una escopeta.

Los 10 años que han pasado desde el crimen no mitigan el dolor de los padres de Cabezas, de su hermana Gladys, de sus hijos María Agustina, Juan y Candela, quien junto a su madre María Cristina Robledo está radicada hace siete años en España,
los verdaderos interesados en que al fin de cuentas haya "justicia" para poder recordar a José Luis con una sonrisa.