En plena campaña electoral, y haciendo uso de la cadena nacional, la presidenta Cristina Fernández defendió el ascenso del cuestionado general del Ejército, César Milani, pero admitió que debió dar marcha atrás con la medida al menos hasta diciembre.

La jefa de Estado dijo que adoptó la "decisión de pedirle a nuestros senadores que posterguen para fin de año, cuando se traten los pliegos de ascensos de absolutamente todos los jefes de las tres fuerzas, no de uno".

Vestida con ropa brillante, en medio de los rumores de que estaría a punto de dejar el luto porque atravesaría un momento especial, la presidenta señaló que "todos tendrán que responder ante la Justicia. Pero yo vivo en un estado de derecho y no voy a aceptar ningún linchamiento mediático de interés empresarial, que no les interesa ni a las víctimas ni a los derechos humanos, sólo les interesa hacer daño a un gobierno".

Defendió su postura respecto de la polémica designación de Milani: "Yo me siento como Presidenta responsable de llevar adelante ese legado que él (Néstor Kirchner) instaló de memoria, verdad y justicia. Y como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de incorporar a esas fuerzas a este proyecto de desarrollo nacional, intgración latinoamericana, porque así lo siento".

Cristina, además, cuestionó a la oposición: "Y lo más tragicómico, es que quienes se sentaron en una banca y sancionaron las leyes de Obediencia debida y Punto Final,que permitió que caminaran libremente por las calles quienes habían torturado y desaparecido gente, esos nos acusan hoy a nosotros".

Y continuó: "Hago un llamado a uniformados y civiles para que no cometamos las mismas torpezas de quienes quieren enfrentarnos. Por favor no equivoquemos el rumbo. Llama la atención quequienes nos criticaron durante diez años como que queríamos hacer desaparecer a las Fuerzas Armadas, hoy parezcan defensores de los derechos humanos que nos criticaron".

"Yo no voy a ser títere de nadie", advirtió Cristina.