El párroco de Villa Lugano Franco Punturo denunció que la zona donde el martes pasado mataron a Melina López por la cartera, se convirtió en "tierra de nadie" desde la segunda o tercera semana de la toma, y exigió seguridad en medio del "desamparo total" que sienten desde entonces.

"Después de la toma fue totalmente abandonado [el lugar] por las autoridades y se convirtió en tierra de nadie. Era como la ley de la selva y la ley del más violento. Se pidió que haya seguridad, pero no sentimos ningún apoyo, es un desamparo total", señaló.

El sacerdote relató que quienes más sufren esta situación es "la gente que está adentro" de los asentamientos porque la policía no quiere entrar por tratarse de una toma.

Durante su descripción, Punturo graficó la escalada de violencia y la desprotección con la que conviven con otro episodio trágico ocurrido en la zona, donde balearon a una mujer embarazada de siete meses. "Hay un pedido de captura y no se sabe quién fue", deslizó. Y enseguida agregó: "Cuando una zona se libera de esa manera, se convierte en un lugar ideal para refugiarse; es el lugar perfecto porque no entra nadie".

Consultado sobre si sospecha quiénes son los responsables de ese caso y de tantos otros, el párroco, que trabaja en el barrio Papa Francisco y en toda la zona de la Villa 20, indicó: "Son por ahí bandas más organizadas o banditas. Ellos son los que mandan, mandan en el lugar y la misma gente que está ahí es la que lo sufre".

Punturo lamentó la tensión con la que se vive a diario y dijo no comprender por qué se extiende una situación que se volvió, por los motivos dados, inexplicable. "La situación ahora está así, pero...¿qué se hace? Hay que cuidar a la gente que está"