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Argentinos usan cada vez menos el preservativo
Se estima que el 96% de los contagios del virus del sida en el país durante el último año fueron por no utilizarlo. Las razones que dan los expertos
19 de febrero de 2017
A pesar de que es la medida más eficaz para prevenir enfermedades como el SIDA y otras de transmisión sexual, dos de cada diez argentinos consultados no usa "nunca" preservativo al mantener relaciones sexuales.

Sólo el 14,5 por ciento apela siempre a ese método anticonceptivo y de prevención de enfermedades de transmisión sexual.

Y el 65 por ciento usa preservativo “en algunas oportunidades”.

Las cifras, que causan alarma en el sistema sanitario y de planificación familiar, se desprenden de un relevamiento de la filial argentina de Aids Healthcare Foundation (AHF), una organización que atiende a más de 200.000 personas con VIH en el mundo, publicado por Clarín.

AHF encuestó de forma anónima a 30.013 personas de 14 provincias argentinas que se hicieron el test de VIH: de los 272 casos nuevos del virus que fueron detectados en esa instancia, el 96 por ciento de los diagnósticos se debió a mantener relaciones sexuales sin usar preservativo. Se trata de la proporción más alta de la que tenga registro esta entidad especializada.

“Hay una señal de alerta en los resultados de este relevamiento: en 2015 encuestamos a unas 24.000 personas. El 20% usaba siempre preservativo, mientras que el 15% no los usaba nunca: ahora esa cifra se invirtió, y son más lo que jamás apelan a ese método, que los que lo hacen metódicamente”, dijo Natalia Haag, directora nacional de Testeo y Prevención de AHF.

Según cifras del Ministerio de Salud de la Nación, entre 2013 y 2015 más del 90 por ciento de los nuevos diagnósticos de VIH se produjeron por no usar preservativo. Pero la proporción publicada por AHF marca un pico histórico.

Leandro Cahn, director de Comunicación y Desarrollo Institucional de Fundación Huésped, asegura: “El miedo nunca es un buen consejero para hacer campañas de concientización de ningún tipo, y la ciencia ha avanzado en cuanto a tratamientos para el VIH. Pero esto puede generar también que una parte de la población pierda el temor a infectarse y piense que tratarse es ‘una pastilla una vez al día’. La expectativa de vida de un infectado es prácticamente igual de la de quien no lo está, pero el mejor de los tratamientos nunca va a reemplazar ser VIH negativo”.

En la misma línea, Haag sostuvo que “como hoy el VIH es una infección crónica y tratable, hubo una especie de relaje. Lo que pasa es que no tenerle miedo no quiere decir que no haya que prevenir”.

“La aparición del virus, en su momento, generó una reinvención del preservativo. Pero desde siempre fue percibido como algo que se interpone a la relación sexual, y que entonces puede ser molesto, lo que no significa que no se deba usar”, dijo Cahn.

Ambos especialistas señalan que es fundamental que la Ley de educación sexual integral -de 2006- sea implementada correctamente. “Si a un adolescente se le habla de que su primera relación sexual tiene que ser con preservativo, lo va a tomar como parte de su práctica habitual”, sostiene Haag.

Cahn explica: “La aplicación de la ley debe hacerse en serio, porque actualmente es muy dispar en las distintas provincias. Algunas jurisdicciones son tan conservadoras que someten a debate cuestiones que en la ley son muy claras. De repente piden autorización a los padres para dar clases de educación sexual cuando nadie manda una nota pidiendo permiso para enseñar fracciones o sujeto y predicado”. Para Haag, es preocupante también la gran proporción de quienes usan preservativo ocasionalmente: “Es importante enseñar que, al no usar una vez, ya estás expuesto al VIH y a otras enfermedades de transmisión sexual”.

Tanto Cahn como Haag subrayan que durante 2016 hubo demoras y falta de stock en la distribución gratuita de preservativos que hace el Ministerio de Salud.

“Hubo demoras por problemas burocráticos, y según el punto de distribución, esa demora pudo haber sido mayor o menor, pero no puedo precisar de cuánto fue; la situación ya está normalizada”, dice Carlos Zala, a cargo de la Dirección de Sida y Enfermedades de Transmisión Sexual del ministerio. Según cifras de la cartera, en 2016 se compraron más de 58 millones de preservativos, y este año serán 41 millones más.