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Tensión en España: catalanes intentan forzar una secesión
1 de octubre de 2017
Cientos de miles de personas se disponen a votar en el polémico referéndum de autodeterminación en Cataluña pese al intento de la Policía por impedir el acceso a los locales electorales y el voto en la consulta no autorizada por la Justicia.

Esa tensión entre los ciudadanos que intentan sufragar y las fuerzas policiales ha provocado incidentes y varios heridos.

Los medios mostraron imágenes de al menos una persona con la cara ensangrentada y otra en el suelo esperando una ambulancia, mientras que la agencia local Europa Press informó de una anciana herida durante el ingreso de la Guardia Civil a un colegio en Barcelona. Los votantes comenzaron a reunirse desde primera hora de la madrugada en colegios de toda Cataluña, donde pudieron instalarse urnas. Los Mossos d'Esquadra (la policía autonómica) actuaron en muchos casos con pasividad y se limitaron a levantar acta, según la prensa local e imágenes difundidas en redes sociales.

Minutos antes de que comenzara el horario de votación, agentes de la Policía Nacional española y de la Guardia Civil se desplegaron en las puertas de los centros de votación para impedir el acceso a los mismos, lo que dejó imágenes de algunos forcejeos y momentos de tensión con votantes.

La policía antidisturbios rodeó y entró por la fuerza, entre varios establecimientos, al colegio electoral de la ciudad catalana de Girona donde debía votar este domingo el presidente independentista regional, Carles Puigdemont.

Por este motivo, Puigdemont, debió desplazarse a la localidad de Cornellà del Terri para completar el acto, señaló el gobierno catalán.

En otros lugares habilitados para el sufragio, en cambio, todo se desarrolla con normalidad. La votación se estaba produciendo en algunos de los 2.315 colegios previstos por el gobierno regional catalán para la votación, en lugares como Barcelona o la comarca del Ampurdán, en el norte de Cataluña, pese a los numerosos fallos informáticos que dificultaban el proceso.

El gobierno nacional de Mariano Rajoy ha ido cercando y mutilando los recursos de la Generalitat para asegurarse el fracaso del referéndum, que se prolongará hasta las 20. A menos de 24 horas de la votación, la Guardia Civil se presentó en el Centro de Telecomunicaciones y Tecnología de la Información para impedir que el sistema informático funcione para el voto telemático o para el recuento de sufragios.

Las organizaciones independentistas Asamblea Nacional Catalana, Òmnium Cultural y la plataforma Escoles Obertes, por su parte, admitieron: “Somos conscientes de que puede ser difícil que haya una alta participación” debido a la ofensiva policial.

Y se animaron a dar un número lejano de sus expectativas iniciales: “Un millón sería un éxito desbordante”, dijo Jordi Sànchez, presidente de la poderosa Asamblea Nacional Catalana. La cifra suena escuálida si se tiene en cuenta que el 9 de noviembre de 2014, 2.305.290 catalanes participaron en el referéndum que la Generalitat, como ahora, había organizado a pesar de haber sido impugnado por el Gobierno y suspendido por el Tribunal Constitucional.

Horas después, Sánchez intentó aclarar desde su cuenta de Twitter: “Cuando hablo de que un millón no es un fracaso, es para que nadie diga que si hay represión los resultados no son válidos. Que nadie lo dude”.

El problema es cómo se sostendría la independencia con un número tan reducido. Es por eso que trascendió que Puigdemont dudaba si declarará la independencia como había prometido en cumplimiento de la nueva ley de secesión.

Dentro del partido gobernante hay dirigentes en contra de esa declaración y el propio presidente no garantiza ahora que lo hará, según dijeron fuentes de la administración regional a la prensa. El oficialista PDeCAT se opone a aprobar una declaración unilateral de independencia en caso de que el referéndum resulte fallido y/o raquítico. Ambiguo o resignado el presidente dijo que si se aprueba la ruptura, se deberá buscar “una agenda política para aplicar los resultados que sea razonable, realista y efectiva”.

Según una encuesta realizada el jueves por el diario escocés independentista The National a 3.300 personas, 62% de los catalanes irá a votar, mientras 38% permanecerá en casa. Entre quienes votarán, según el sondeo, 83% dirán que sí, que quiere una Cataluña fuera de España.

De las 1.300 escuelas afectadas al referéndum de mas de 2 mil centros de votación, unas 163 han sido ocupadas por las familias que mandan a sus hijos a esos colegios. Muchas de las otras fueron precintadas por la policía. Allí han improvisado un programa lúdico-didáctico para el fin de semana detrás del cual se esconde agazapada la intención de permanecer en los centros de votación para evitar que las fuerzas de seguridad los clausuren.