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El “Poseidón” hundido de nuevo
La flamante película de Wolfgang Petersen entretiene, pero sale perdiendo en las comparaciones con la realizada en 1972
12 de junio de 2006
Por Sebastián Martínez Daniell (Especial para Asteriscos.Tv)

Las comparaciones son odiosas. Lo dice la sabiduría popular y lo ratifica la mayor parte de las remakes cinematográficas. Si “Poseidón”, la nueva película del alemán Wolfgang Petersen, no fuese inmediatamente puesta en relación con la versión original del film, hablaríamos sencillamente de una película prolija, ágil y narrativamente correcta. Pero el fantasma de su predecesora la acecha.

¿Qué nos cuenta esta nueva trascripción de aquella novela, “La aventura del Poseidón”, escrita en 1969 por el neoyorquino Paul Gallico? Una historia ya conocida, pero transitada ahora por nuevos personajes. Un crucero de placer, una noche de Año Nuevo y una gigantesca ola que se levanta de la nada y arrasa con todo. A partir de allí, la lucha de un grupo de sobrevivientes para abandonar una nave que se hunde.

La versión fílmica original, dirigida en 1972 por Ronald Neame, fue la piedra basal de un género que Hollywood explotaría hasta nuestros días: el cine catástrofe. “La aventura del Poseidón”, donde Gene Hackman y Ernest Borgnine se batían en un duelo actoral para dirimir cómo salían del averiado barco, abriría las puertas a una prolífica serie de filmes en los que el hombre lucha contra los infortunios que acercan los elementos de la naturaleza.

“Infierno en la torre” (1974), “Terremoto” (1974), “Meteoro” (1979), “El día del fin del mundo” (1980) fueron algunas de las primeras consecuencias de aquella mítica y primera aparición del “Poseidón”. Más recientemente, “Twister” (1996), “Dante’s Peak” (1997), “Impacto profundo” (1998) y “Armageddon” (1998), siguieron la estela abierta por el crucero que se hunde.

Ahora, a 34 años del estreno del original, los productores de Hollywood decidieron que era el momento apropiado para reflotar al “Poseidón”. Y para ello convocaron a Wolfgang Petersen, quien ya había demostrado poseer el oficio necesario en “Una tormenta perfecta” (2000) y “Avión presidencial” (1997), más allá de su fallida última superproducción, “Troya” (2004).

La propuesta de Petersen fue tomar el elemento central de la novela de Gallico y variar todo lo demás. A diferencia de lo que sucedió este mismo año con “La profecía”, que repetía escena por escena el guión de la versión primigenia, este nuevo “Poseidón” descarta las historias originales e inventa nuevos personajes para sustentar su historia. Ya no están, entonces, el reverendo Frank Scott que encarnaba Hackman, ni el policía Mike Rogo que interpretaba Borgnine, ni la ex nadadora Belle Rosen que nos regalaba Shelley Winters.

Esta vez, nuestro héroe será Josh Lucas, en la piel de un jugador de póquer profesional que parece saber bastante de supervivencia. Junto a él, compartiendo marquesina, Kurt Russell se presenta como un ex alcalde de Nueva York y ex bombero, ahora más preocupado por su rol de padre de la joven Emmy Rossum. En consonancia con los tiempos que corren, el resto de los nuevos protagonistas de uno de los hundimientos más famosos de la historia del cine, responden a un criterio políticamente correcto. Así, el capitán del barco queda en manos del afro americano Andre Braugher, la argentina Mia Maestro representa a los latinos (¿por eso viaja como polizonte?), el eterno Richard Dreyfuss será un arquitecto homosexual y Jacinda Barrett asumirá el rol de madre soltera (no queda claro si por opción, por divorcio o por viudez).

La película, por lo demás, respeta todas las convenciones del género. Primero, unos veinte minutos de introducción (en los que se luce la cantante Fergie, de Black Eyed Peas, como animadora de la fiesta de Fin de Año). Es el momento en que se presentan los personajes y sus respectivos conflictos. Los otros ochenta vertiginosos minutos se reservan para la lucha contra el agua que amenaza con inundar un barco que se hunde. La pregunta que nos mantiene en la butaca es quién saldrá con vida del “Poseidón” y quién perecerá en el intento.

Las comparaciones son odiosas, decíamos. Pero aclaremos que el principal enemigo de la película de Petersen no es la anterior versión, aquella de 1972. Si bien aquella era mejor (tenía mayor espesor y actuaciones más sólidas), ésta es más dinámica y no puede decirse que sea más aburrida. No es en esa analogía donde esta película sale escandalosamente derrotada, sino en la inevitable evocación de la más grande película catástrofe jamás filmada: “Titanic” (1997).

Realizar un filme sobre un barco que se hunde después de la desmesurada y genial obra de James Cameron es, por lo pronto, arriesgado. Desde el primer plano de “Poseidón” (un ampuloso e informatizado recorrido alrededor del crucero), la imagen que se instala en la memoria visual del espectador es la de Kate Winslet y Leonardo Di Caprio luchando, entre otras cosas, contra el océano. Frente al recuerdo aún fresco de esa megaproducción, este intento de Petersen retrocede y acepta, humilde, su lugar periférico en el mapa del cine actual.