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Cristina en busca del centro del ring
13 de enero de 2008
Tras resignar durante un par de semanas el centro del cuadrilátero político, la presidenta Cristina Kirchner regresó con bríos renovados de sus vacaciones en El Calafate, su lugar favorito en el mundo, dispuesta a recuperar la iniciativa y a pelear cuerpo a cuerpo con quienes, a su juicio, cuestionan sin argumentos el modelo en curso, sin por ello dejar de hacerse tiempo para atender a la devenida periodista top model Naomi Campbell.

Desde que pisó la Casa Rosada el miércoles 9, no paró un minuto: enseguida dio un paso más en admitir los problemas energéticos, al reconocer que más de 50 mil hogares se quedaron sin energía en forma simultánea, y que "muchas veces los sistemas no están preparados" para una demanda creciente.

Luego tomó la decisión de no asistir a un foro que su amigo y mandatario español, José Luis Rodríguez Zapatero, realizará en su país, y dejó correr una versión que promete traerle dolores de cabeza: la posibilidad de que gente del polémico líder piquetero Luis D'Elía, volviese al Gobierno a ocupar un cargo en el área de "Tierras".

El rumor desató una reacción virulenta de la comunidad judía, que ya venía sensibilizada por los elogios del ex astro Diego Maradona al iraní Mahmud Admanidejad, uno de los pocos líderes mundiales que no reconocen el Holocausto.

Más tarde, calcando el estilo confrontativo de su esposo Néstor, la presidenta buscó capitalizar la liberación de las rehenes en manos de las FARC, Clara Rojas y Consuelo González, para fustigar a los medios y editorialistas que se "atrevieron" a poner en tela de juicio el riesgoso y fallido paso del ex presidente en tierras venezolanas.

Desde el "púlpito" del Salón Blanco, Cristina echó mano de la prolija carpeta de recortes que le arma su hombre prensa Miguel Nuñez para denostar uno por uno, y en medio de ironías, los títulos y comentarios en los diarios que fueron esquivos al resultado en primera instancia del "Operativo Emmanuel".

Así, puede decirse que casi nada ha cambiado en el estilo de gobierno, y que en esa materia sólo deben esperarse otros cuatro años de un liderazgo basado en duros discursos dirigidos hacia los opositores, estén ellos en la arena política o, a juicio presidencial, en algunos medios de comunicación.

Al fin y al cabo, razonan en la Rosada, a Néstor Kirchner le fue muy bien con esa estrategia durante su gobierno, de la mano de una formidable recuperación económica que le posibilitó mantener casi siempre la iniciativa y prácticamente sepultar las aspiraciones de la oposición.

Uno de los pocos que sobrevivió a tamaña embestida fue Mauricio Macri, quien afronta un duro desafío en la Ciudad de Buenos Aires, en medio de sus desvelos por poner en orden las cuentas públicas de un distrito que encierra un fuerte déficit, y que ya le costaron un duro enfrentamiento con el sindicato de municipales.

Igual, por ahora el líder porteño saca ventaja, porque logró imponer su criterio de no renovar más de 2.300 contratos y forzó al gremio de Amadeo Genta a allanarse a un censo que permitirá conocer, uno por uno, que hace cada empleado estatal porteño, un hecho inédito.

El ex presidente de Boca, que tuvo como aliada imprevista a Elisa Carrió -la más votada en el distrito en las últimas presidenciales- en la Legislatura para intervenir la obra social de los empleados, fue favorecido además por pasos en falso de los municipales, cuando fueron filmados sacando a las apuradas cajas con documentación, previendo la llegada del nuevo interventor.

También pareció favorecer al líder de PRO la desafortunada frase lanzada por el camionero Hugo Moyano, cuando relativizó ese primer "triunfo" asegurando que "los muertos se cuentan fríos", remitiendo a tiempos de violencia que en la Argentina se quieren dejar atrás para siempre.

LA SITUACION ENERGETICA

En un verano irrespirable por la ola de calor, Cristina deberá echar mano de todo su arsenal político y su afilada retórica discursiva para hacer frente al problema central que le quita el sueño al ministro de Planificación, Julio De Vido, y que viene dejando sin luz a gruesos sectores de la población en distintos puntos del país.

Es cierto, como admitió saludablemente la Presidenta, que hubo 50 mil hogares que se quedaron sin luz en forma simultánea en los últimos días, porque la oferta energética no alcanzó a satisfacer los picos de demanda.

Pero lo que no aclaró la mandataria, y que surge de fuentes privadas y públicas, es que durante la semana el total de hogares afectados en el país por las dificultades energéticas superó los 300 mil, es decir, más de 1.200.000 personas.

En algunos casos se trató de interrupciones de una o dos horas, y en otros de cortes más prolongados, y entre los afectados hubo desde conocidos restaurantes, hasta industrias de la provincia de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, entre otros lugares del país.

Los comercios padecieron con ferocidad los cortes y a muchos se les interrumpió la cadena de frío y perdieron alimentos, mientras que a otros las variantes de tensión les quemaron heladeras y artefactos varios, lo cual ocurrió también en casas de familia.

Numerosas páginas de Internet, además, quedaron fuera de línea porque los cortes afectaron a compañías de servidores cuyos equipos electrógenos no dieron abasto para soportar interrupciones de varias horas en el suministro.

El problema energético y la necesidad de realizar un ahorro cada vez mayor se visualiza con fuerza recorriendo las principales ciudades del país, comenzando por capital federal, donde pueden observarse a oscuras sus principales edificios, empezando por el Congreso de la Nación, o monumentos como el Obelisco, en un paisaje insólito.

En el arranque de la semana, y para sumar preocupación al cuadro, hubo sigilosos llamados de funcionarios de la órbita energética a las principales cámaras empresarias.

Allí explicaron que, hasta que pase la ola de calor, debían pedir a sus asociados levantar el pie del acelerador de la producción, para no complicar aún más la provisión a los hogares.

Aquí el Gobierno siempre tuvo clara la estrategia: hay que privilegiar el consumo hogareño porque los cortes en el interior del país o en industrias puntuales se pueden disimular, pero políticamente es difícil resistir un "piquete" de vecinos de clase media furiosos haciendo cacerolazos como pasó en las principales arterias porteñas.

Con 42 grados de sensación térmica, el Gobierno echó mano de un argumento poco feliz al cargar la culpa de los males energéticos al auge de los equipos de aire acondicionado -¿casi 2 millones vendidos el año pasado?-, que fueron adquiridos a destajo por la clase media en los últimos meses.

El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, llevó la voz cantante en esta curiosa estrategia, e incluso dijo que el Gobierno era "víctima de su propio éxito", porque el crecimiento económico posibilitó que más gente accediera a ese artículo ¿de lujo? que representaría un equipo de refrigeración.

El discurso oficial quedó así de nuevo entrampado en narrar la mitad de la historia, ya que aún no apareció la autocrítica por la escasez de inversiones en materia energética que hubo en los últimos años, a pesar del fuerte crecimiento económico.

Para complicar aún más el panorama, el siempre dispuesto secretario general de los porteros, el hiperkirchnerista Víctor Santamaría (hijo), anunció un curioso censo de equipos de aire acondicionado que harían los encargados de edificios en la capital, que mereció el rechazo de los consorcistas, por considerarlo una "invasión a la privacidad".

No se entiende muy bien el objetivo de relevar los aire acondicionado para conocer las necesidades de consumo de cada barrio, cuando esa información está al alcance de la mano de las distribuidoras de energía, y del propio Gobierno, que sigue hora a hora la evolución de la demanda zona por zona.

Algunos propietarios de departamentos porteños se preguntaban, un poco en broma y un poco en serio, si el "espionaje" que se pretende hacer en los edificios no estaría vinculado con una pretensión futura de cobrar un impuesto extra a la tenencia de aire acondicionado o, aún más grave, enviar al todopoderoso secretario de Comercio, Guillermo Moreno, a limitar la tenencia de esos equipos tan deseados en estos días.

La intención volvió a poner de mal humor a la creciente clase media, cuyo pensamiento es predominantemente esquivo al kirchnerismo, como se demostró en la Ciudad de Buenos Aires, donde la mayoría de los votos se volcó a Elisa Carrió y Mauricio Macri.

También desnudó cierto prejuicio clasista en algunas esferas oficiales, que ya se demostró cuando el propio ex presidente Kirchner le reprochó a los porteños ser los "únicos" que no acompañaban el cambio en la Argentina.

Desde el lado de las empresas, la preocupación ya no pasa tanto por el verano, al que dan casi por superado, sino por el invierno, donde podría faltar gas, un insumo clave para producir.

Bolivia ya avisó que no podrá atender toda la demanda desde la Argentina, por lo que si el invierno es crudo, otra vez el gobierno deberá echar mano del corte de suministro energético a las grandes empresas y obligar a recortar el consumo en edificios torre, shoppings y otros centros de alta demanda, como lo hizo en el 2007.

Eso explica que la importación de generadores propios por parte de las empresas haya crecido 15 por ciento en los últimos meses, y que grandes siderúrgicas y metalúrgicas que tuvieron usinas propias comenzaran a rehabilitarlas, a un costo mayor porque funcionan a fuel oil, y con una calidad inferior.

El problema es que esos mayores costos provocarán alzas en los precios de los productos que fabrican esas compañías, y presionarán sobre la inflación.

REHENES A SALVO Y ELOGIOS A CHAVEZ

La liberación de las rehenes por parte de las temibles e impredecibles FARC colombianas trajo alivio al venezolano Hugo Chávez, quien había quedado desairado en las últimas horas del 2007 al fracasar la entrega de Clara Rojas y Consuelo González, y revelarse que la guerrilla no tenía en sus manos al pequeño Emmanuel.

Pero la liberación, que emocionó al mundo, fue clave también para que volviese una Cristina exultante, quien felicitó primeramente a Chávez, luego fustigó uno por uno a los medios que plantearon dudas sobre la riesgosa misión de Néstor Kirchner en la selva y pidió ir por más para pedir la liberación de Ingrid Betancourt, convertida en la rehén más valiosa de los hombres al mando de "Tirofijo".

La relación de los Kirchner con Chávez parece a prueba de balas, en una alianza política y económica capaz de resistir episodios desgraciados como la valija de Antonini Wilson con 800 mil dólares, o el traspié de llevar un fin de año a Néstor a plena selva, sin suerte.

Venezuela ha hecho mucho para financiar parte del modelo económico argentino, al comprarle miles de millones en bonos con sus "petrodólares" y embarcarse en cada uno de los proyectos energéticos propuestos para la región, en sociedad con Brasil y Bolivia.

Pero mientras Buenos Aires mantenga esa línea con Caracas será difícil que la administración de Cristina logre el favor de ciertos jugadores clave de la escena internacional, con Estados Unidos a la cabeza seguido por algunos países europeos, un riesgo que la Casa Rosada parece dispuesta a correr.