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5 mitos de la infertilidad masculina
Cinco mitos de la infertilidad masculina que son frecuentes en la consulta de salud reproductiva
26 de enero de 2018
Son numerosos los mitos que aún hoy existen en torno a la fertilidad masculina. Muchos de ellos confunden salud reproductiva con salud sexual, o incluso con otros aspectos de la biología masculina que son igualmente independientes de la capacidad del varón de concebir. Y no son pocas las inquietudes vinculadas con estas falsas creencias que llegan a la consulta del especialista en Medicina Reproductiva. De ahí la importancia de despejar conceptos erróneos que ayuden a quitar obstáculos en el camino hacia la búsqueda de un hijo.

Los que se listan a continuación son algunos de los mitos de la infertilidad masculina más frecuentes en la consulta sobre infertilidad, acompañados por una explicación de por qué responden a creencias equivocadas elaborada por el Dr. Santiago Brugo Olmedo, especialista en Medicina Reproductiva y Director Médico de Seremas.

1. Cómo voy a ser estéril si tengo una vida sexual activa: El testículo tiene dos funciones: por un lado, producir espermatozoides; por otro, de manera casi independiente, la de fabricar (la hormona) testosterona, fundamental para el deseo sexual. Un varón puede tener niveles de testosterona perfectos, y por lo tanto tener una función sexual normal, pero aun así tener problemas de fertilidad. Un ejemplo puede ser aquel que ha tenido paperas a los 18 años, afección que causó una inflamación de los testículos, y que desde entonces no produce espermatozoides, lo que no afecta su sexualidad pero sí su capacidad reproductiva.

2. Tengo varicocele, si no me opero no voy a poder tener hijos: El varicocele es una enfermedad de las venas, similar a una várice de las que aparecen en las piernas, pero que al afectar a las venas de los testículos puede causar fallas en su función. Pero esta falla no ocurre en todos los varones con varicocele. Es por eso que siempre hay que valorar el tamaño de la várice, el tamaño del testículo afectado y el semen; recién entonces se puede determinar si es necesario corregir quirúrgicamente el varicocele. Con un mismo tamaño de varicocele, algunos varones pueden tener hijos y otros no, dependiendo de cómo ese varicocele afecta a cada hombre en particular.

3. Entreno todos los días, no puede ser estéril: La función testicular no tiene necesariamente correlación con la vida deportiva, así como tampoco existe relación entre rendimiento físico y capacidad reproductiva. De ahí que incluso un atleta pueda tener un problema testicular importante y carecer de espermatozoides. Esto se explica porque las hormonas claves para el funcionamiento correcto del testículo no tienen un impacto significativo sobre la capacidad física.

5. Me hice un espermograma y me dio muy mal, soy infértil: Un espermograma puede dar pésimo hoy y a la semana dar bien. Esto se debe a numerosos factores. Un ejemplo: una gripe o cualquier otra enfermedad que cause fiebre alta puede afectar la función testicular durante los siguientes tres meses. Es por eso que si un espermograma arroja malos resultados, hay que dejar pasar un tiempo y luego repetirlo. Un solo espermograma no puede ser jamás sinónimo de infertilidad. Siempre hay que realizar por lo menos dos.

4. Llevo una vida sana –no fumo ni tomo alcohol exageradamente, y me alimento de manera correcta–, por lo tanto no puedo tener problemas de fertilidad: Si bien es cierto que factores relacionados con el estilo de vida, como el tabaquismo, pueden tener un impacto negativo sobre la capacidad reproductiva masculina, lo inverso (llevar un estilo de vida saludable) no implica que el varón no pueda padecer alguna afección o condición que dificulte o impida concebir.

“La persistencia de todos estos mitos demuestran la importancia de consultar con un especialista en medicina reproductiva cuando se tiene dificultades para lograr un embarazo –comentó el doctor Santiago Brugo Olmedo, especialista en Medicina Reproductiva y Director Médico de Seremas–. La mayoría de los problemas masculinos pueden diagnosticarse mediante el espermograma, que es el estudio del semen que permite conocer la cantidad, movilidad y morfología de los espermatozoides que sumado a un minucioso examen físico y a la confección de un perfil clínico del varón, permiten reunir la información necesaria para completar el diagnóstico y diseñar la estrategia más efectiva para alcanzar la concepción”.