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50 muertos en Kenya tras una matanza en una iglesia
Eran mujeres y niños que buscaban refugio. Los quemaron vivos en una ola de violencia étnica
2 de enero de 2008
La vertiginosa ola de violencia étnica que sacude a Kenya desde las polémicas elecciones presidenciales del jueves pasado tuvo ayer su capítulo más horroroso. Por lo menos 50 personas, en su mayoría mujeres y niños, murieron quemadas cuando la iglesia en la que habían buscado refugio fue incendiada por una turba fuera de control.

Los disturbios en el país más próspero y, hasta hace poco, más estable del este de Africa comenzaron el fin de semana pasado y ya dejaron alrededor de 300 muertos y 70.000 desplazados, según la Cruz Roja local.

El resultado de las elecciones presidenciales fue el disparador.

Durante buena parte del escrutinio, el líder opositor Raila Odinga aventajaba al presidente Mwai Kibaki. Pero el domingo, el resultado final mostró, sorpresivamente, que el jefe de Estado había logrado la reelección; ese mismo día Kibaki asumió su segundo mandato pese a las acusaciones de fraude.

Odinga y Kibaki pertenecen a dos tribus distanciadas por viejas rivalidades. El candidato opositor, a la de los luos, y el presidente, a la de los kikuyus (la mayor).

Unos y otros se volcaron violentamente a las calles el domingo. A los choques entre ellos se sumaron incidentes con las fuerzas de seguridad. Según organismos de derechos humanos, unas 150 personas murieron anteayer al enfrentarse con la policía.

Ayer, cuando trataban de escapar de la violencia interétnica, unos 450 kikuyus buscaron refugio en la iglesia pentecostal Asamblea de Dios, en Eldoret, en el valle del Rift, oeste del país.

Policías, autoridades y periodistas afirmaron que pandillas de jóvenes enloquecidos prendieron fuego a la iglesia poco después. Algunos pudieron escapar; otros no. Y la Cruz Roja local registró por lo menos 50 muertos. "Es un desastre nacional -declaró el secretario general de la Cruz Roja kenyana, Abbas Gullet-. Lo que he visto es inimaginable e indescriptible."

El ataque en Eldoret hizo recordar las matanzas en iglesias de decenas de miles de personas en el genocidio de Ruanda, en 1994, y el suicidio masivo de cientos de integrantes de un culto de Uganda en el incendio de una iglesia en 2000.

También en el oeste de Kenya, unas 70.000 personas han dejado sus hogares desde el domingo. Imágenes aéreas mostraban un escenario de caos en esa zona, con casas y chozas incendiadas por doquier y numerosos controles de seguridad instalados por bandas en las rutas.

El presidente Kibaki pidió ayer a dirigentes políticos que se reunieran con él para pedir que vuelva la calma al país.

Odinga respondió que no se encontrará con el mandatario hasta que éste no reconozca que perdió. "Las condiciones bajo las cuales estamos preparados para negociar es que Kibaki acepte primero que no ganó las elecciones", dijo el líder opositor anteanoche.

Anoche una misión de observadores de la Unión Europea (UE) advirtió que los comicios habían presentado irregularidades.

"Las elecciones no han alcanzado los estándares internacionales y regionales clave de las elecciones democráticas", dijo la misión de observadores, en su evaluación formal.

Inquieta por esta incontrolable espiral de violencia, la comunidad internacional reclamó a Kenya concertación y diálogo entre el presidente y Odinga.

Desde Londres, el primer ministro británico, Gordon Brown, pidió el fin de la violencia y exigió a Kibaki y a Odinga que se reúnan y "exploren" la idea de un gobierno de unión.

"Hablé con Kibaki y Odinga y estoy en contacto con ellos. Quiero verlos reunidos, que se hablen y quiero la reconciliación y la unión", añadió Brown.

El líder británico se reunió ayer con el presidente de Ghana, John Kufuor, quien actualmente preside la Unión Africana (UA), y Ahmed Tejan Kabbah, responsable de la misión de observación del Commonwealth en Kenya.

La Comisión de la Unión Africana (UA) pidió luego a "las partes involucradas" a que "se inscriban resueltamente en la lógica del diálogo y la concertación para arreglar los problemas suscitados por el reciente escrutinio".

En la noche del domingo, Odinga acusó al presidente Kibaki de haber introducido por lo menos 300.000 boletas fraudulentas para lograr la victoria. La diferencia de votos entre los dos candidatos es de 231.728, según los resultados oficiales.