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Brasil es "grado de inversión"
El gobierno de Lula finalmente fue aceptado por el establishment internacional y esto le abre grandes chances de recibir aún más inversiones extranjeras
30 de abril de 2008
La agencia clasificadora de riesgo Standard & Poor's anunció hoy que elevó la clasificación de la deuda brasileña a grado de inversión, lo que la convierte en un país factible de recibir más inversiones del exterior.

La esperada mejora en la clasificación se produjo dos meses después de que el Banco Central brasileño declaró que la crisis de la deuda estaba superada, debido a que el país había emergido por primera vez como un acreedor neto.

"La mejora refleja la madurez de las instituciones y marco legal de Brasil, como lo evidencia el alivio de la carga fiscal y de la deuda externa, así como las buenas perspectivas de crecimiento'', dijo la analista de crédito de S&P Lisa Schineller en un comunicado en el cual anunció la nueva clasificación.

El índice Bovespa, indicador clave de la Bolsa de Valores de Sao Paulo, subió 6,3% con el anuncio, para alcanzar la marca histórica de 67.768 puntos. La moneda brasileña, el real, también subió fuertemente frente al dólar estadounidense.

El presidente del Banco Central, Henrique Meirelles, dijo a periodistas que la clasificación refleja la estabilidad de Brasil, que años atrás era considerada una economía impredecible.

El país, que en la década de los '80 había declarado una moratoria en el pago de su deuda externa, vive un auge económico gracias a la elevada demanda internacional de productos clave como la carne de res, el acero y la soja.

Sus reservas internacionales casi se triplicaron desde 64.000 millones de dólares en el 2003 a 188.200 millones en enero, dijo el Banco Central.

El superávit comercial brasileño fue de 40.000 millones de dólares el año pasado. La entrada de capitales alcanzó la marca histórica de 87.500 millones de dólares en el 2007, gracias al aumento en la inversión extranjera y las elevadas tasas de intereses de Brasil.

La nueva clasificación es una victoria para el presidente Luiz Inacio Lula da Silva, elegido en el 2002 entre temores de los inversionistas de que el ex dirigente sindical provocaría un caos en la economía.

Por el contrario, Lula sorprendió al mundo financiero y alienó a su base política de izquierda a seguir políticas monetarias ortodoxas que han generado ganancias para las grandes corporaciones, mientras los sectores más pobres se vieron favorecidos por una baja inflación y la creación de empleos.

Schineller dijo que Brasil parece encaminado a lograr un crecimiento económico sostenido de entre 4% y 4,5%, tras el crecimiento de 5,7% del año pasado.