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La noche de Obama
La Convención Demócrata fue una fiesta. Fue la primera de 4 encuentros. Estuvieron desde su familia hasta el senador Ted Kennedy, que desafió su enfermedad para asistir
26 de agosto de 2008
Con un tributo a Ted Kennedy, el último león de aquella camada que marcó a fuego a este país, y la irrupción estelar de Michelle Obama, la esposa del candidato, los demócratas abrieron ayer la convención que a lo largo de los próximos tres días podría aportarle el combustible electoral a Barack Obama para completar su histórica travesía que tiene como destino final la Casa Blanca.

"Estoy aquí como una esposa que ama a su marido y cree que será un presidente extraordinario", afirmó la abogada de Chicago de 44 años, que fue la estrella de la noche inaugural de la Convención demócrata que se celebra hasta el jueves en Denver.

"Barack y yo crecimos con muchos de los mismos valores: que uno trabaja duro por lo que quiere en la vida, que la palabra de uno es la ley y que uno hará lo que ha dicho que haría", dijo.

Michelle, que creció en un barrio pobre y negro del sur de Chicago, trazó paralelismos entre su familia y la de Obama, el hijo de un economista negro de Kenia y de una mujer blanca de Wichita, Kansas, que creció entre Indonesia y Hawai.

Recordó el encuentro de la pareja y el momento en el que Obama se ganó su corazón, cuando en un acto comunitario en barrios afectados por el cierre de plantas siderúrgicas su entonces pretendiente habló del mundo "no cómo es sino cómo debería de ser".

Insistió en que el idealismo que ha permitido a los EEUU alcanzar grandes logros hace posible que esta semana se celebren dos aniversarios: el 88 aniversario del sufragio femenino y el 45 del famoso discurso "I Have a Dream" (Tengo un sueño) del reverendo afroamericano Martin Luther King.

Durante su comparecencia, interrumpida en varias ocasiones por la ovación de los miles de asistentes en el Pepsi Center reconoció la labor de la senadora demócrata Hillary Clinton quien, dijo, es un ejemplo para las niñas y niños de EE.UU.

Michelle Obama dijo que "Barack luchará por la gente (sencilla) como él" y logrará un necesario cambio para EE.UU.

Las dos hijas de la pareja, Malia y Sasha, de 10 y 7 años, subieron al escenario al final del discurso y ambas intercambiaron unas palabras con su padre que estuvo presente vía videoconferencia desde St. Louis (Misuri).

El momento más emotivo de la noche, sin embargo, quedó para quien recorre los últimos meses de su vida. Kennedy (76) padece un cáncer terminal de cerebro, y en los últimos días hubo mucho suspenso sobre su participación.

"Les prometo que estaré allí, en enero, en las escalinatas del Capitolio", afirmó, para la asunción presidencial de Obama, al que comparó con su hermano John y al que definió como un hombre listo para asumir las riendas del país. "Podemos vencer estos desafíos. ¡Sí, podemos! ¡Y, sí, lo haremos!", profetizó. "Es la hora de pasarle la antorcha a la nueva generación. ¡El sol sale de nuevo y el sueño sigue vivo!", celebró, en alusión a la forma en la que, allá por 1980, dijo adiós a regañadientes a sus propios sueños presidenciales.

Su mensaje le aportó emotividad a un evento dominado por una preparación tan precisa que lo tornó frío y aburrido. Pero al igual que Michelle más tarde, Kennedy desplegó su calidez a un cónclave vital para que Obama logre despegarse de su rival, John McCain, en una carrera demasiado cerrada si se tiene en cuenta que los republicanos cargan con el peso de los índices de rechazo general a Bush (65%) y de preocupación sobre el rumbo del país, con guerras simultáneas en Irak y Afganistán y una economía en recesión.