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Kirchner metió miedo
El jefe del PJ advirtió que si el oficialismo pierde el 28 de junio la Argentina volverá al 2001. Sugirió que su esposa no podrá gobernar sin mayoría legislativa
27 de abril de 2009
Por primera vez, Néstor Kirchner dio a entender que su esposa no podrá gobernar sin la mayoría parlamentaria y dijo que si el oficialismo no gana las elecciones, el país volverá "al vacío" de 2001.

Con tono alarmista, el ex presidente pidió silencio a los militantes que tocaban los bombos durante su discurso de anoche en un acto en el Luna Park. Advirtió que todos debían escuchar lo que tenía para decir.

Esperó unos segundos y envió el mensaje: "Tengan en claro que si no hubiera memoria y no tuviéramos la mayoría en el Congreso, la Argentina volvería a caer en el vacío y en la crisis de 2001".

El ex presidente dejó en claro así que en los próximos comicios se jugará el todo por el todo. "Si estoy saliendo a la lucha es porque no quiero ver más el llanto de un pueblo", insistió, en otra tácita confirmación de que será candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires. De inmediato desmintió las encuestas publicadas recientemente, que muestran la posibilidad de una derrota del kirchnerismo, y denunció un plan para desestabilizar al Gobierno.

Al sostener que si el Frente para la Victoria pierde las elecciones el país caerá en el caos, Kirchner repitió un eslogan del Gobierno. "Esta no es una elección más", dijo, y planteó lo que podría pasar si la administración de Cristina Kirchner no consiguiera la mayoría parlamentaria de la que el oficialismo disfrutó en los últimos años. "O volvemos a millones de desocupados y a destruir la industria nacional, o defendemos este modelo que empezó a cambiar la historia de la patria", apuntó. Lo haya querido o no, con sus palabras Kirchner no hizo otra cosa que referirse a la crisis que terminó con la renuncia de Fernando de la Rúa, envuelto en el caos social y económico, dos meses después de perder las elecciones de medio término.

Eufórico, el ex presidente dijo sentirse ganador. "La prensa sabe que la batalla la estamos ganando. En algún momento van a tener que decir la verdad de las encuestas", se quejó. Sin embargo, minutos después, cuando LA NACION le pidió precisiones sobre los resultados que estaba manejando, se negó a darlos. "Estoy muy por encima del resto", se limitó a contestar.

Kirchner apareció casi a último momento en un acto que había armado una docena de organizaciones políticas y sociales en apoyo de los seis años de gobierno kirchnerista. Ante un estadio poblado, pero con grandes manchones que dejaban ver las ausencias en las tribunas laterales, el ex presidente denunció que querían "destituir" al gobierno de su esposa. "Lo que se está tratando es de destituir al gobierno nacional. En vez de ayudar a tener solvencia [ante la crisis internacional], algunos se transforman en máquinas de impedir", acusó.

Además, insistió en su teoría de confrontar modelos, lo que será su latiguillo de campaña. "Algunos quieren que vuelva el modelo neoliberal", dijo, y pidió "no caer en la trampa".

Kirchner improvisó ayer un extenso discurso, en el que reiteró cada una de las medidas importantes que tomaron su gobierno y el de su esposa. Mencionó el pago al Fondo Monetario Internacional (FMI), el canje de deuda y la estatización de los fondos jubilatorios.
"La platita"

Fue allí donde se detuvo, para defender la incorporación de funcionarios del Gobierno en las empresas con acciones de las ex AFPJ. "¿Saben por qué dicen que el Estado está interviniendo en la economía privada? -preguntó, con ironía-. Porque el Gobierno manda a todas las empresas directores para cuidar la platita de todos los argentinos."

Aunque mostró un tono serio y de enojo, el ex presidente debió aclarar, al final, que el kirchnerismo es la "alegría y el amor" y el resto de los postulantes son la "bronca".

En gran parte del discurso, Kirchner abundó en críticas a sus opositores y se quejó otra vez de lo que llama las "patronales rurales", en referencia a los presidentes de la entidades agropecuarias que conforman la Mesa de Enlace.

De campaña, el ex presidente prometió ayer lugares en las listas bonaerenses. En el enorme escenario que sirvió de turtulia para muchos dirigentes, se descontaba que difícilmente Kirchner fuera a asumir una banca de diputado. Con ese rumor, el patagónico devenido bonaerense al menos consolaba a quienes quedarán relegados a los últimos lugares en la lista oficialista y se les vence el mandato este año, como Diana Conti o Carlos Kunkel, dos de los más duros kirchneristas.

De los primeros lugares, sólo la actriz Nacha Guevara parecería comprometida a asumir. Daniel Scioli y Sergio Massa, en caso de que este último deba ir cuarto en la lista, ya anunciaron que no lo harán. Ayer había cierto nerviosismo ante la proximidad del cierre de listas.