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La Argentina buscará un acuerdo con los 'hold outs'
Lo decidió el ministro Boudou y el anuncio se haría dentro de dos semanas. Pero la oferta no incluirá fondos frescos ni el polémico cupón ligado al PBI
8 de agosto de 2009
Con el objetivo de cambiar la imagen de la Argentina ante la comunidad financiera internacional, Amado Boudou reabrirá el canje de deuda, revela el diario La Nación.

Según Martín Kanenguiser, el Gobierno anunciará en las próximas semanas una nueva propuesta para los tenedores de bonos que siguen en default, los llamados hold outs, con términos más duros que los del canje realizado en 2005, incluyendo una quita superior al 70 por ciento.

Al mismo tiempo, buscará reducir los pagos de los próximos años de la deuda pública para tratar de volver a los mercados voluntarios de crédito y resucitar el crecimiento económico.

Calificadas fuentes oficiales y privadas confirmaron a LA NACION que en unas dos semanas se reflotará el plan para arreglar con los bonistas que no ingresaron en la reestructuración realizada en 2005, cuando el país obtuvo una quita real en su deuda del 65 por ciento.

En la propuesta original, en términos nominales, la poda era del 75%, pero mejoras posteriores introducidas por el Gobierno y, fundamentalmente, un aumento en la cotización de mercado de los bonos viejos hicieron que la quita final efectiva fuera del 65 por ciento.

Funcionarios y ejecutivos de los bancos Citibank, Deutsche y Barclays negocian con dureza en estos últimos días para definir la letra chica del nuevo canje, tras su fracaso, el año pasado, a raíz de la crisis económica mundial y de la recesión local.

Hay tres cuestiones casi definidas: la oferta no incluirá ni fondos frescos ?como los prometidos en 2008?, ni el cupón ligado al crecimiento, ni el pago de los intereses caídos desde el canje realizado hace cuatro años. Aún resta saber si esta penalización por los intereses caídos será parcial o total; en el segundo caso, la quita superaría el 80%, en términos cercanos a los lanzados hace seis años en Dubai por el entonces ministro de Economía Roberto Lavagna. A cambio, se les entregará un bono en dólares a 25 ó 30 años, que implicará una emisión de unos US$ 5000 millones.

Funcionarios del área económica creen que, en estos términos, la oferta podría evitar pasar por el Congreso pese a la denominada "ley cerrojo", que prohibía reabrir cualquier negociación con los hold outs sin autorización parlamentaria.

Sin embargo, la parte más ardua consiste en cumplir con el deseo oficial de pagar menos deuda en los próximos años. Esta brecha se debe a que el componente de "dinero fresco" no estaría presente y porque un arreglo con los bonistas sumaría obligaciones al programa financiero. En total, se prevé que el Gobierno pague unos US$ 13.000 millones en 2010; de esa suma, debería conseguir unos US$ 5000 millones por fuera de los recursos públicos.

La solución intermedia para ambas partes sería otro canje (de los bonos que no están en default) para aliviar el perfil de vencimiento de los próximos años. Esto supone, además, colocarle a los bancos locales una letra a seis meses "a una tasa de interés razonable" y retirar de circulación los títulos ajustables por inflación como parte del "saneamiento" del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).

Además, se les plantearía a los bonistas en default que comiencen a cobrar recién dentro uno o dos años para no sumarle compromisos al resto de la gestión de los Kirchner. Así, el ministro de Economía, Amado Boudou, cree que puede reafirmar su sueño de salir a los mercados voluntarios entre fines de este año y principios del próximo, en un contexto mucho más favorable para los países emergentes.
Mundo líquido

Este tema formó parte del encuentro que mantuvo días atrás con la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA), que dirige Mario Vicens. Los ejecutivos destacaron la gran liquidez internacional y la fuerte disponibilidad de fondos para la región, que la Argentina podría aprovechar a tasas razonables si se sigue la hoja de ruta enunciada por el ministro, que debería comenzar por emprolijar las estadísticas oficiales. Hasta ahora, los inversores financieros han "comprado" las promesas del ministro, tal como se observa en la suba de los bonos argentinos, aunque también existe cierta expectativa sobre la cifra de inflación de julio, que se conocerá la semana próxima.

A este canje podrían sumarse los fondos de inversión que ya se resignaron a no cobrar por la vía judicial, pese a la gran cantidad de embargos trabados en Estados Unidos y Europa, luego de ocho años transcurridos desde la cesación de pagos. En cambio, será más difícil captar a los fondos buitres, que esperan recuperar un porcentaje mayor a través de litigios de largo plazo.

Si esta operación logra captar a más de dos tercios de los US$ 20.000 millones que siguen en default (más intereses y punitorios) y, en paralelo, se consolida la tendencia de desaceleración de fuga de capitales registrada en julio, en el sistema financiero creen que hay posibilidades de que la Argentina evite una crisis en 2010 y quede más cerca de sus vecinos, que comienzan a exhibir señales de vitalidad tras el shock de la recesión global.

Pero la gran duda para los mercados, más allá de las cifras, es el panorama político, porque prevén que el Gobierno se debilitará si hay una baja importante en las retenciones a las exportaciones y porque no están convencidos de que Néstor Kirchner avale todas estas medidas.