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19 de abril de 2024
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Crean chip que ayuda a ciegos a ver formas y tonalidades
La técnica sería apta para las enfermedades que afectan las células de varilla y las cónicas, que detectan la luz. No serviría si el nervio óptico está dañado
15 de noviembre de 2010
Un hombre que quedó ciego a raíz de una devastadora enfermedad en sus ojos pudo distinguir letras, decir la hora e identificar una taza y un plato sobre una mesa tras recibir el implante de un chip electrónico que le restauró la capacidad de detectar formas y distinguir algunas tonalidades.

Miika Terho, de 46 años, comenzó a perder la vista cuando era adolescente y ya estaba totalmente ciego cuando se sumó a un estudio piloto que tenía el objetivo de probar un chip experimental para los ojos en la Universidad de Tubingen, en Alemania, según relata el diario Clarín.

Terho fue uno de los tres pacientes a los que les colocaron el chip debajo de la parte de la retina llamada mácula, en donde se encuentra la concentración más alta de células sensibles a la luz. Y le fue especialmente bien después de la cirugía. Vive en Finlandia, padece lo que se conoce como retinitis pigmentosa, enfermedad hereditaria que hace que mueran de forma gradual e irreversible las células del ojo que son sensibles a la luz. Su visión nocturna empezó a fallar cuando tenía 16 años y para los 35 ya estaba ciego. Hoy tiene suficiente visión periférica para distinguir el día y la noche.

“Durante casi 10 años estuve completamente ciego. No podía leer y no tenía forma de reconocer a las personas. Cuando encendieron el chip por primera vez, sólo vi flashes y parpadeos. No tenía sentido. Pero en cuestión de horas, todo comenzó a volverse cada vez más nítido” explicó Terho. “Me sentí muy bien al poder centrarme en algo, ver y hasta extender la mano para tocar. No podía identificar qué era lo que estaba adelante mío en la calle, pero percibía que había algo y que hasta podía esquivarlo” agregó.

La técnica es potencialmente apta para las enfermedades que afectan las células de varilla y las cónicas, que detectan la luz y la convierten en señales eléctricas que son transmitidas al cerebro a través del nervio óptico. La retinitis pigmentosa y la degeneración macular que sobreviene con la edad son todas dolencias que afectan a estas células a pesar de que dejan relativamente intactos a otros componentes del ojo. De todos modos, no serviría para otras enfermedades oculares en las que el nervio óptico está dañado.

Los cirujanos tardaron seis horas para operar a cada paciente. Cortaron primero un pedacito de la delicada retina e insertaron el chip, que mide 3 x 3 milímetros. Luego lo conectaron, a través de un fino cable, a una pila que cada paciente llevaba en un collar. El chip contiene 1.500 elementos sensibles a la luz que reemplazan a las células muertas de la retina del paciente ciego. Cuando una imagen lo alcanza, es convertida en pulsos eléctricos que estimulan a las células sanas. Estas, envían luego señales al cerebro, en donde la imagen es reconstruida. Eberhardt Zrenner, director del Instituto de Investigaciones Oftalmológicas de Tubingen, sometió a los pacientes a tests para evaluar su capacidad para “leer” letras, distinguir platos, tazas y cubiertos y diferenciar tonos. A pesar de que los pacientes podían ver nada más que en blanco y negro, podían discernir tonos brillantes u oscuros. Los pacientes, dos hombres y una mujer, de 40, 44 y 38 años, tuvieron el implante durante tres meses. A los pocos días vieron formas básicas y poco a poco aprendieron a ver con mayor claridad. Terho ya dijo que desea tener el chip permanente si las pruebas futuras resultan exitosas.