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26 de abril de 2024
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El cargamento de droga se habría acordado en Bolivia
Los Juliá dieron allí garantías para sacar la cocaína. Lo dijeron dos testigos de la reunión, que se hizo en Santa Cruz de la Sierra junto a tres argentinos y un colombiano
17 de enero de 2011
Entre el 16 y el 18 de abril del 2010, los Juliá volaron en un Hawker 800 XP a Santa Cruz de la Sierra junto a tres argentinos y un colombiano.

El viaje fue detectado por la Policía de Seguridad Aeroportuaria que lo guardó en sus registros como un vuelo sospechoso y luego fue consignado en la denuncia que esa fuerza hizo en el juzgado en lo Penal Económico de Alejandro Catania, tras el hallazgo de 944 kilos de cocaína en España.

Uno de los pasajeros de ese viaje sostuvo ante Clarín que en esos dos días de hoteles de lujo, costosas botellas de champán y fiestas excéntricas, se gestó la relación comercial entre Juliá y un grupo de colombianos que terminó el 2 de enero cuando su avión fue atrapado en España.

A la justicia le tocará investigar en profundidad los detalles de este viaje a Bolivia pero la fuente que habló con Clarín sostiene que fue entonces cuando descubrió Juliá había ofrecido sus garantías para sacar droga del país sin preocuparse por los controles, a la vez que describía los beneficios del aeródromo de Morón para acondicionar el jet.

Todo lo demás quedaba en manos de los proveedores. Esta información fue ratificada a Clarín por otro de los pasajeros de ese vuelo.

Para comprobarlo, será clave el seguimiento de los nombres de las personas y sociedades que transfirieron dinero a la cuenta del Chase Bank de GG Gold, una empresa de Juliá desde la que se pagó el leasing del Challenger 604, rentado en noviembre.

En el vuelo a Bolivia, el comandante era Eduardo Juliá. Lo acompañaban su hermano Gustavo y su socio Carlos Gustavo Luaces, quien no fue citado por la Justicia pero ya designó a un abogado.

Sin embargo, lo que alertó a las autoridades fue la presencia de Daniel Amitrano y el colombiano John Wilson Díaz Vélez como pasajeros del jet que aterrizó en el aeropuerto de Viru Viru.

El lunes pasado, la PSA se presentó en el juzgado de Catania -que está de turno durante la feria judicial- y entregó un escrito con los argumentos para abrir una investigación por el caso del narco avión. Consideraron que podría tratarse de una organización dedicada a la “delincuencia trasnacional organizada”.

“La vinculación -escribieron- está asociada con movimientos migratorios de Daniel Amitrano y Díaz Vélez John Wilson”, según dice el documento al que accedió Clarín . Al primero, un empresario argentino, se lo vincula -tal como se reveló en los últimos días- con la narcomodelo colombiana, Angie Sanclemente Valencia.

“De dicho movimiento migratorio surge un vuelo privado a Viru Viru, Bolivia, en una aeronave matrícula N384MC”, un registro que corresponde al Hawker que los Juliá habían alquilado desde septiembre de 2009 hasta el mismo mes del año pasado a South Aviation, una compañía radicada en Miami.

El hombre que voló a Santa Cruz de la Sierra y dio su versión de los hechos a Clarín aseguró que, antes de partir, el objetivo del viaje era “un negocio para venderle aviones a los colombianos”.

Con este argumento, su abogado se presentará espontáneamente en el juzgado de Catania para explicar la participación de su cliente en aquel fin de semana clave.

Al llegar a Santa Cruz, el colombiano Wilson los alojó a todos en el Hotel Los Tajibos.

Como no había habitaciones suficientes, Amitrano se fue a otro hospedaje. El resto durmió ahí: Luaces en el primer piso en una habitación solo, al igual que Gustavo Juliá. En la planta baja estaban en un mismo cuarto los comandantes del Hawker, Eduardo Juliá y su copiloto, Carlos Burgueño.

El hotel es, según su web, un “oasis tropical” de cinco estrellas en la zona más costosa de la ciudad. Wilson fue el anfitrión de ese fin de semana que tuvo, el sábado por la noche, una fiesta donde había más colombianos pero, sobre todo, un numeroso grupo de invitadas y altas dosis de champán.

La PSA alertó de este viaje también al juez Marcelo Aguinsky que tuvo a su cargo la investigación de la narcomodelo, un caso que ya está elevado a un tribunal oral.

Fuentes del juzgado dijeron a este diario que la PSA recibió “expresas directivas de Aguinsky para ahondar la pesquisa con respecto a estas pistas” que son complementarias a lo que ya se elevó a juicio.