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29 de marzo de 2024
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Chaco: misterio por el salvaje asesinato de un terrateniente
Se trata de Manuel Roseo, dueño de una estancia de 250 mil hectáreas que le había comprado a Jorge Born en los ‘70. Creen que lo mató una mafia
24 de enero de 2011
El Chaco está conmocionado por la muerte de Manuel Roseo, el mayor terrateniente de la provincia. Dueño de una estancia de 250 mil hectáreas que le había comprado a Jorge Born en los ‘70, vivía como un peón rural. El y una mujer fueron torturados y asesinados. Los investigadores creen que detrás del crimen hay una mafia que codiciaba su patrimonio. Hay un detenido.

Si bien su vida parecía un enigma, la noticia revolucionó a sus habitantes. Propietario de un campo de 250.000 hectáreas de valuación multimillonaria, llevaba sin embargo una existencia totalmente desprovista de lujos, que no se diferenciaba demasiado de la de cualquiera de sus peones. Ahora, el misterio se duplicó con su asesinato.

El cuerpo de Roseo, de 75 años, fue hallado el jueves 13 de enero en una habitación de su vivienda de Castelli, una localidad situada a 300 kilómetros de Resistencia, según informa el diario Clarín.

Fue golpeado y, luego, asfixiado con una bolsa de plástico que le pusieron en la cabeza . En condiciones similares estaba el cadáver de Nelly Bartolomé (73), una docente jubilada que vivía con él.

Los crímenes se habrían cometido esa misma mañana, por parte de dos o más personas que no tuvieron mayores dificultades en ingresar a la casa. Es una construcción vieja, pequeña y modesta (como cualquiera de esa zona), sin mayores medidas de seguridad.

Tras una primera semana de incertidumbre, la Justicia del Chaco detuvo a un hombre que, se supone, podría ser uno de los sicarios que asesinaron a Roseo y Bartolomé. Tiene 45 años y cuenta con antecedentes penales importantes. No trascendieron qué elementos lo vinculan con la causa.

La detención se produjo el viernes pasado. Cuando el sospechoso vio a los policías llegando a su casa, intentó huir pero fue atrapado. En su poder tenía unos 4.000 pesos, parte de la suma que los investigadores creen que pudo haber cobrado por participar del doble homicidio. Si esto es así, la fiscalía espera que su arresto sea la punta del ovillo que permita llegar al autor intelectual.

Roseo había nacido en 1935 en Roma. Creció en una granja junto a sus padres y tres hermanos. La miseria y los traumas heredados de la Segunda Guerra lo decidieron a emigrar hacia la Argentina cuando tenía veinte años. En Buenos Aires lo esperaba su hermano mayor, Luis, con quien montó un emprendimiento textil que creció rápidamente. A principios de los ‘70, se convirtieron en los propietarios inmobiliarios más importantes del Chaco, al vender su fábrica para comprarle a Jorge Born la estancia “La Fidelidad”, ubicada en el noroeste de la provincia.

La marcha del nuevo proyecto no fue buena, en parte por la inexperiencia de los Roseo en el manejo de un territorio tan amplio. Por ejemplo, malograron una importante inversión al adquirir 3.000 cabezas de ganado que soltaron en “La Fidelidad” sin prever que los animales se perderían en esa inmensidad, que fue lo que finalmente sucedió.

Para tratar de poner en marcha el campo, adquirieron durante la dictadura militar un crédito en dólares que la Circular 1050 –de los tiempos de José Alfredo Martínez de Hoz– convirtió en un pasivo asfixiante . Otros intentos agrícolas y ganaderos se frustraron, a veces por el contexto económico y otras por sequías e inundaciones.

Luis Roseo murió en 1984 y todo quedó en manos de Manuel, quien se vio ante la paradoja de que el gigante a su cargo no le reportaba beneficios, sino que, por el contrario, le demandaba un permanente esfuerzo por resolver pagos de impuestos, salarios de un puñado de peones y deudas de arrastre.

“Yo, como no tengo hijos, puedo darme el lujo de vivir mal” , dijo en el año 2000, durante la única entrevista que concedió a un medio periodístico. Tenía un Jeep modelo ‘67 y manejaba un pequeño aserradero que le permitía subsistir. Vestía únicamente ropa de carpintero.

De tanto en tanto, recibía millonarios ofrecimientos por la estancia o por porciones de ella, que él declinaba casi invariablemente. No quería renunciar a la ilusión de ver sus tierras convertidas en un gran complejo productivo.

A medida que la realidad le iba demostrando que no podría lograrlo, aumentaban las conspiraciones en su contra. Ahora, tras el doble homicidio, se habla de una organización de empresarios, abogados y escribanos que habría operado para concretar ventas fraudulentas de predios de Roseo, sin su conocimiento ni consentimiento.

Antes de ser asfixiados, el productor y su compañera fueron torturados. ¿Para obtener qué información? Es otra pregunta sin respuesta hasta el momento. Pero el dato cimenta la idea de que se trató de un crimen por encargo. En la Justicia chaqueña siguen revisando las operaciones inmobiliarias de los últimos años con tierras de “La Fidelidad”. Creen que en algún pliego de ellas está la clave de lo ocurrido.