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20 de abril de 2024
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En la zona del terremoto no hay combustible y se vive recluido
La odisea de la familia del argentino Adrián Della Rosa que vive en Sendai y cerca de dos plantas nucleares. Quieren salir de la zona pero no pueden. Mucho miedo
16 de marzo de 2011
El argentino Adrián Della Rosa que se reencontró con su familia en Japón tras el terremoto del viernes pasado reconoció que ahora no pueden salir de su casa ante el peligro nuclear y reconoció la falta de combustible en sus zona.

“No hay una gota de combustible” , explicó Adrián y agregó que por la cercanía a dos centrales nucleares, la casa que habitan los Della Rosa (Adrián, su mujer y sus hijos de 9 y 7 años) está en peligro.

Están separados apenas 70 km de la central de Onagawa y 115 de la de Fukushima, muy comprometida por los problemas que presentan sus reactores y las fugas radiactivas que emiten.

La familia –que el día del terremoto estaba separada porque Adrián había viajado a otra región del país por cuestiones laborales y que tras largas horas en rutas desoladas y devastadas lograron reencontrarse– está recluida en su casa del pueblo Kahoku Cho, en Yamagata, región de Tohoku, cerca de Sendai, la ciudad arrasada por el tsunami.

El argentino explicó que hay que salir a la calle “con la piel totalmente cubierta de ropa, ya que no puede estar expuesta al medio ambiente por las posibles radiaciones. Hay que llevar guantes, barbijos, la cabeza tapada y botas de caña larga”. A esta situación se suma que el agua corriente no se puede beber por el riesgo de estar contaminada.

Della Rosa –que vive en Japón desde 2005– cuenta que con su mujer pasan la mayor parte del tiempo informándose de lo que sucede e ideando un plan para salir de la zona. No pueden estimar cuándo llegará el combustible al pueblo, ya que la prioridad la tiene la destruida Sendai.

“Todas las madrugadas hay que llegar temprano a consultar si llegó combustible, cargar inmediatamente el tanque y salir volando”, dice Della Rosa.

“Estamos fuertes, firmes y estudiando bien la situación”, relata Della Rosa. Y explica que su plan consiste primero en “salir del área y luego contactar con la Embajada o algún amigo para poder regresar a la Argentina”.