A cuatro días del triunfo histórico de Cristina Fernández, el recuerdo de la muerte de su esposo, el ex presidente Néstor Kirchner, se hizo nuevamente duelo al cumplirse un año de su desaparición.

El fuerte golpe emocional que le ocasionó a la Presidenta la pérdida de su compañero de vida personal y política, tuvo como contrapartida el crecimiento de la imagen personal de la jefa de Estado y su consolidación como líder partidaria.

“Él”, como Cristina llamó casi siempre en los actos públicos al ex mandatario, se convirtió en una bandera de la campaña que el oficialismo también supo aprovechar.

El gran desafío fue para el kirchnerismo modificar el esquema original de alternancia en el poder y tener que sostener la reelección de Cristina Fernández de Kirchner de cara al período 2011-2015.

Asimismo, su desaparición física, permitió la construcción de una imagen muy fortalecida de la mandataria, que se plasmó con el contundente resultado electoral.

El recuerdo del ex presidente, convertido prácticamente en figura mítica por sus seguidores, creció también mucho durante 2011, como bandera de los militantes que lo llevaron al sitial de “gran hacedor” de esta construcción política y como “caballito de batalla” de la campaña proselitista.

El 27 de octubre también sirvió para la inauguración de un gigantesco mausoleo en Río Gallegos, donde ahora descansa el ex presidente y que fue construido por su amigo, el empresario Lázaro Báez.

Los actos se realizaron durante casi dos días e incluyeron el traslado del cuerpo del ex mandatario de la bóveda familiar hacia su última morada.