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25 de abril de 2024
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Joven afgana mutilada recupera su fisonomía
La joven fue tapa de la revista Time por la mutilación de rostro que sufrió de parte de su marido, pero de a poco comenzó a recuperar su aspecto
21 de mayo de 2012
La cara de una joven afgana mutilada por su marido, quien le cortó la nariz y las orejas por querer escapar de su matrimonio abusivo, asombró al mundo al aparcer en la portada de la revista Time pero hoy, la vida de Aesha Mohammadzai es muy diferente.

Aesha obtuvo asilo politico el año pasado después de llegar a los Estados Unidos en el 2010, a los 18 años, con la esperanza de someterse a una cirugía reconstructiva que le devolviera la sonrisa.

Aún sin haberse sometido a la cirugía que reconstruirá las partes del rostro perdidas a manos de su esposo abusivo, ya la joven ha recuperado en gran parte su aspecto anterior, gracias a una prótesis que le colocaron en la nariz, parecida a las que usan los actores de Hollywood para interpretar sus personajes en las películas.

Sin embargo, todavía le falta lo más difícil: dejar atrás las secuelas sicológicas del maltrato. Aunque ha avanzado en su aprendizaje del inglés y en las clases de educación general que recibe en su propio idioma, sus cicatrices sicológicas se manifiestan a través de cambios bruscos de estados de ánimo, que oscilan desde rabietas violentas hasta manifestaciones de cariño por las personas que la rodean.

La sicóloga que la trata por desorden de estrés postraumático cree que con el tiempo podrá funtionar como una joven normal, pero asegura que las consecuencias de las terribles torturas que sufrió a manos de su esposo, un fanático del Talibán a quien su padre la vendió a los 12 años, son más mentales que físicas.

Aunque la cirugía a la que deberá someterse se ha retrasado, en espera de que esté emocionalmente más fuerte para poder enfrentar la dolorosa recuperación, Aesha ya ha comenzado a adaptarse a su nueva vida en Nueva York, gracias a una organización llamada Mujeres por Mujeres Afganas, la cual le está prestando su apoyo y está pagando por su educación.

Poco a poco ha comenzado a darse cuenta de que está viviendo en un país libre, donde nadie podrá volver a hacerle daño en lo adelante.