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29 de marzo de 2024
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La Plaza y el comienzo de una nueva etapa
(Por Iván Damianovich) Camioneros mostró capacidad de movilización preponderante pero no excluyente. Muchos otros gremios también llegaron
27 de junio de 2012
Minutos antes del mediodía la Plaza de Mayo comenzó a exhibir una fisonomía diferente a la de los últimos años. Ya a esa altura del día no hacía falta esperar las palabras de Hugo Moyano para advertir que la Argentina ingresaba en un tiempo distinto, de impredecible continuidad.

La música de Nirvana sonaba fuerte mientras hombres y mujeres se abalanzaban sobre los puestos de choripán para desplegar luego un gigantezco operativo de movilización frente al palco principal.

Camioneros mostró una capacidad de movilización preponderante pero no excluyente. Muchos otros gremios también llegaron hasta la Pirámide para acompañar el planteo sindical. Y no se trató exclusivamente de un reclamo contra el impuesto a las ganancias sino también de una expresión de rechazo a la política del gobierno nacional.

Al tiempo que oficinistas abandonaban el microcentro, columnas de sindicatos, socialistas y corrientes de centro izquierda avanzaban por Diagonal Norte, Diagonal Sur y Avenida de Mayo con consignas críticas hacia la administración central.

La nula presencia policial combinada con elevado consumo de marihuana y alcohol hacía presagiar pasado el mediodía que la movilización podía terminar con incidentes. Sin embargo, tanto la permanencia como la desconcentración del lugar se produjo sin inconvenientes. En todo momento, desde el palco se instaba a manifestar sin agresiones. Nadie quiso dejarle a la Presidente un argumento que sirviera para justificar la violencia sindical o el grado desestabilizador que la mandataria le atribuye por estas horas al moyanismo.

De igual modo, el líder de la CGT buscó calmar los ánimos y no promover internas que pudieran derivar en incidentes. Hasta se cuidó de anunciar su voluntad de permanecer en un nuevo mandato de la central obrera recién sobre el final de su discurso. Eligió, en cambio, poner en duda el progresismo que dice enarbolar el kirchnerismo y le enrostró el pasado matrimonial al amparo de la 1.050 de Martínez de Hoz en Santa Cruz.

Lo que quedó en claro es que la relación de Moyano y el Gobierno no tiene retorno. De permanecer el camionero al frente de la CGT, los próximos tres años de convivencia serán complejos.

Julio pareciera ser el mes que sellará la suerte en ese sentido. Las elecciones en la central obrera y un eventual anuncio oficial sobre la suba del mínimo no imponible definirán el grado de enfrentamiento que existirá. A esto habrá que sumarle la situación económica y social del país. A nadie se le escapa que la inflación sostenida en el tiempo y los primeros signos de conflictividad laboral pueden empeorar aún más las cosas. La movilización a Plaza de Mayo fue el prólogo de una nueva etapa.