"Acá no va a haber una devaluación".

Con esta frase, escuchada infinidad de veces por los argentinos en las últimas décadas, la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, intentó alejar los fantasmas que se posaron sobre la cabeza de los argentinos luego de que se prohibió la compra de dólares.

Pero de hecho, el que el dólar en el circuito informal cotice a 6 pesos cuando en el formal está a 4,55, es una devaluación de hecho, al mejor estilo Venezuela.



Marcó del Pont aseguró que las trabas a la compra de dólares son para contrarrestar una “fuga de divisas del circuito de la producción y el empleo” que venían ascendiendo por la crisis global.

“Había tres opciones: devaluar, endeudarnos a corto plazo o regular una parte del mercado de cambios”, señaló.

Marcó del Pont dijo que la Argentina "tiene los dólares suficientes para asegurar el funcionamiento de la economía" pero no para "cubrir el desplazamiento de los ahorros hacia la moneda estadounidense". Lo dijo luego de que el Banco Central oficializó el cepo para la compra de dólares para atesoramiento con el fin de contrarrestar una "fuga de divisas del circuito de la producción y del empleo".

"Lo más razonable es regular una partecita del funcionamiento del mercado de cambios", dijo el titular del Central. Criticó la "tendencia estructural de los argentinos de buscar el dólar como moneda de refugio".

"Se trata de una fuga de divisas del circuito de la producción y del empleo de nuestro país, y supone extraer una parte importante del ahorro de los argentinos de ese circuito, que pasan a estar absolutamente ociosos", explicó.

Reveló que la demanda de dólares para el ahorro particular "en los últimos ocho años tuvo un equivalente superior al 3% del Producto Bruto Interno, y en el último año se acercó mucho al superávit comercial que tuvo el país".

Dijo que “los procesos de fuga, ya sea por shocks internos o externos, han producido procesos desestabilizadores muy fuertes”. Marcó del Pont advirtió que "muchas veces esa tendencia estructural vinculada a nuestra crisis del pasado es utilizada y somos rehenes de operaciones deliberadas realizadas por quienes tienen aspiraciones desestabilizadoras o profecías autocumplidas de una devaluación".