Noticias actualizadas las 24 horas Información clave para decidir
25 de abril de 2024
Seguinos en
"Santa Evita", a 60 años del mito
Se cumplen seis décadas de la muerte de la "abanderada de los humildes". Figura de leyenda en la historia argentina. Lejos de la polémicas
26 de julio de 2012
Por Roberto Aguirre Blanco, de la redacción de Asteriscos.Tv

Convertida en leyenda, lejos ya de las polémicas que adornaron su figura hasta hace un cuarto de siglo, cuando su imagen dividía a peronistas y anti peronistas, Evita es hoy una personalidad mítica, con un lugar incuestionable en la historia argentina y casi sin discusiones sobre los valores que la llevaron a convertirse en la "abanderada de los humildes".

Este 26 de julio se cumplen 60 años de su muerte, ese momento bisagra en la historia del país y del peronismo, luego de dar una batalla desigual contra un cáncer de útero y cuando tan solo contaba con 33 años.

En el momento de mayor impronta en su rápida y ascendente carrera política, que se había iniciado sin querer en 1944 cuando conoció al entonces coronel Juan Perón, y se convirtió en su amante para luego ser su esposa legal.

Tras los relevantes hechos del 17 de octubre de 1945, cuando Perón se transformó en el nuevo líder político de la Argentina, y cuando aún la presencia de Evita solo se evidenciaba en un segundo plano, la vida entró en una vorágine imparable para la actriz que había nacido en Los Toldos como fruto de una relación clandestina de su padre.

A partir de las elecciones de febrero de 1946 que catapultaron a Perón al poder, Evita ejerció un rol fundamental en la estructura del peronismo y su trabajo social haciéndose cargo de recoger y satisfacer los pedidos de cada uno de los postergados de este país, que tuvieron en el gobierno peronista el acceso a condiciones sociales antes prohibidas para ellos.

Así como Perón fue el ejecutor político de una revolución social como conductor natural del movimiento que encabezaba, su esposa fue la cara de la transformación social del país y su figura tomó el vuelo de la devoción por parte de los seguidores del peronismo.

Ese crecimiento, y con las banderas de la defensa de la mujer como un hecho distintivo --en una época de gran postergación de las mismas-- Eva comenzó a tomar también fuerza política propia y a generar cambios en el gobierno que fueron más allá de la situación de postergación social de sus queridos "descamisados".

La ideología peronista, esa que llegó para cambiar la política en Argentina, fue en su voz una fuerza motora que comenzó a sostener a Perón ya no solo en estas tierras sino como embajadora del nuevo mensaje popular por el mundo, y que se manifestó en su inolvidable gira por Europa de 1948, que la llevó a España, Inglaterra, Italia y a El Vaticano.

Convertida en el "jefa espiritual de la Argentina", sus sueños naturales de poder no quedaron en ese rol tan virtual y comenzó a desarrollar su ambición de un cargo ejecutivo de cara a las elecciones de 1951.

Esa vocación de poder ya no solo eran por un deseo propio, sino también en la búsqueda de una construcción mas solida de la idea peronista junto a su marido, en medio de fuertes embates de los opositores al gobierno y de una clase dominante --"los gorilas" como los llamaba Eva-- que se oponía a más años de gestión "tan popular".

Sin embargo, el gran rival de Evita en su crecimiento personal y ambiciones de poder también estaba en una de las fuerzas que sostenían la gobierno y eran los militares, seno del cuál había surgido el propio Perón.

Ellos fueron minando ese ascenso natural de Evita y además de ponerle palos en la rueda con cuestionamientos al propio Perón, contaron con un aliado inesperado: su enfermedad.

Esta se le declaró a Evita en 1950 y fue mantenida en secreto hasta el momento inevitable que se manifestó a fines de 1951, en el momento que Perón era reelegido y con el voto femenino que ella misma había impulsado.

Desde la cama de un hospital Evita votó por primera y única vez, en noviembre de 1951, luego de que tres meses antes, ante un multitudinario acto en la 9 de julio, se viera obligada a renunciar a sus sueños de ser candidata a vicepresidente, a pesar del fuerte reclamo popular y sindical.

De allí en mas, su débil figura se siguió deteriorando hasta llegar el desenlace del 26 de julio de 1952, cuando el país quedó conmovido con el anuncio oficial realizado por todas las radios.

"Cumple la Secretaría de Informaciones de la Presidencia de la Nación el penosísimo deber de informar al pueblo de la República que a las 20.25 horas ha fallecido la Señora Eva Perón, Jefa Espiritual de la Nación. Los restos de la Señora Eva Perón serán conducidos mañana al Ministerio de Trabajo y Previsión, donde se instalará la capilla ardiente", se emitió por radio.

Fueron 15 días de velatorio y de duelo, y el inicio de una nueva etapa en el país que tendría su primer gran hecho con el Golpe de Estado a Perón en 1955 y su posterior exilio por 17 años.

Su cuerpo embalsamado y que se mantenía en la sede de la CGT se convirtió en objeto de poder cuando los militares golpistas se lo adueñaron y decidieron hacerlo desaparecer, en medio de situaciones macabras y llenas de intrigas.

Su ataúd recorrió medio mundo y fue enterrado, con nombre ficticio, en Italia, con complicidad de la Iglesia y los militares, y recién devuelto a Perón en 1971, en un gesto de acercamiento del entonces presidente de facto Alejandro Lanusse a quien volvería a ser presidente.

Desde la casa de "Puerta de Hierro" en Madrid, Perón regresó definitivamente a la Argentina en 1973, y tras su muerte, un año después volvió a ser objeto de culto del folclore peronista en exhibiciones populares en la Quinta de Olivos donde la gente podría peregrinar para dar sus "saludo final".

El golpe militar de 1976 tenía otros objetivos más tortuosos que jugar con el cuerpo de Evita, por lo cuál decidió entregárselo a la familia Duarte y desde ese momento se encuentra en un panteón en el Cementerio de la Recoleta.

Un recorrido final para intentar encontrar la paz que durante casi 25 años se le negó a esta mujer que construyó su mito en la herencia del boca a boca de padres a hijos, y que por la suerte del regreso de la Democracia, en 1983, dejo de ser parte de una disputa ideológica.

Ya nadie puede discutir a Evita, ya nadie se llena la boca de calificativos denigrantes contra su persona o vida. Evita es una indiscutible figura de la historia argentina con un rol fundamental en la defensa de los postergados y desposeídos.

También es bandera, es afiche de actos políticos, su nombre convocante en tiempos de elecciones y ahora hasta es billete, curiosidades que intentan homenajearla o aún usarla con fines personales.

Evita está más allá de esas mezquindades del momento político, es parte de la historia nacional y referencia natural de la lucha de clases --como se entiende en la Argentina-- y del triunfo de las reindivicaciones sociales, esas que hoy son para todos tan naturales.