Desde el 2007, el Gobierno se convenció de que el INDEC podía ser otra herramienta más de propaganda política al servicio del proyecto K, decidió intervenirlo, echar a los profesionales independientes que allí se desempeñaban y poner como máximo regente a Guillermo Moreno, quien no vaciló en utilizar los métodos más brutales de coerción para ocultar la realidad.

El objetivo era pagar menos intereses de la deuda simulando una inflación que no llegaba ni a la mitad de lo real y luego ocultar la pobreza.

Así, uno de los organismos de estadística más reconocidos de Latinoamérica se convirtió en el menos creíble del mundo junto con el de Bielorusia. El objetivo era hacerle creer a los argentinos que la inflación no era tal y que la pobreza disminuía al galope, cuando en realidad estaría estancada en un tercio de la población desde hace años.

El INDEC considera, por ejemplo, que una persona puede vivir en la Argentina con 13 pesos diarios, ya que calcula que para una familia tipo no sea pobre en el país debe contar con 52 pesos.

Esto le permite al régimen comunicar a través de la cada vez más amplia red de medios de propaganda que la pobre se reduce semestre tras semestre, a tal punto que ya bajó al 6,5% de la población. Sin embargo, existen otras fuentes de información que se acercan más a la realidad que se observa a diario, con miles de personas revolviendo basura en las calles de las zonas metropolitanas de casi todo el país y en los lugares donde se concentran los desechos del CEAMSE.

Sólo en las ciudades viven 10,8 millones de pobres, y 2,1 millones de ellos son indigentes, según los resultados de la última medición del Barómetro de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA).

Si los cálculos se hicieran sobre la misma canasta del INDEC pero ajustada por la inflación real (tomando como referencia el promedio de la suba de precios que registran las provincias), una familia tipo necesitaría al menos $ 120 por día o más de $ 30 por persona para no ser pobre, y así la canasta actualizada sobre la base de las pocas provincias que miden en forma independiente se ubica en 3.600 pesos, estima Clarín. Con números más razonables, la pobreza se multiplicaría por tres o más en la Argentina, al pasar del 6,5% informado por el INDEC para la segunda mitad de 2011, al 21,9% que midió la encuesta de la Universidad Católica Argentina (UCA).