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25 de abril de 2024
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En la "Plaza del amor", CFK presionó a Corte Suprema
La "fiesta de todos" armada por el kirchnerismo fue aprovechada por Fernández para atacar a Clarín y aplicar sus habituales principios de propaganda en cadena nacional
9 de diciembre de 2012
En lo que buscó ser considerada la "fiesta de la alegría y del amor", la presidenta Cristina Fernández no pudo con su genio y disparó munición gruesa contra quienes no piensan como ella, y también presionó a la Corte Suprema de Justicia para que se expida en forma favorable al Gobierno en la disputa jurídica con el Grupo Clarín.

En su enésima cadena nacional, en este caso por el "Día de la Democracia", Fernández exigió que "la Justicia sea independiente no sólo del poder político, sino también de las corporaciones. La gente está cansada. Quiere que la Justicia sea menos corporativa", dijo la Presidenta, aunque ninguna encuesta refleja esa inquietud, y sí en cambio que se termine con la inseguridad y la inflación, y se mejor la salud y la educación.

En su embate sobre la Corte Suprema, Fernández dijo: "Nosotros le exigimos a todos los poderes del Estado decoro, republicano, independiencia y respeto a la voluntad popular".

Munutos antes había insinuado que iba a llamar a la unidad nacional, al sostener: "Quiero agradecerles a todos y cada uno de ustedes que me permitan participar de esta fiesta popular de alegría y amor".

Pero no pudo con su genio y volvió a cargar contra todo aquel que no piensa como ella o se subordina a su poder: "Cuando a algunos les fallan los fierros mediaticos, intenta construir fierros judiciales", insistió, monotemática, pocas horas después de una horda de kirchneristas arrojara pintura y atacara las puertas de Canal 13 y TN en Constitución.

También insistió con la épica por la cual el kirchnerismo considera casi que la historia y la democracia comenzaron con el ascenso de Néstor Kirchner al poder: "Cristina no sólo destacó los 29 años de gobiernos democráticos en Argentina, sino también "la década ganada desde el 25 de mayo de 2003".

"Venimos cambiando la historia, compañeros y compañeras, argentinos y argentinas. Una historia de marchas y contramarchas. Quiero rendirle un homenaje también a él, como lo honré al presidente Alfonsín. Él, con apenas ese 22 por ciento, hizo cosas que, si las hubiera dicho, nadie le hubiera creído", dijo, otra vez sin nombrar a Néstor Kirchner.

"Él decía que la historia no se construye con las palabras ni con los discursos, sino con transformaciones. Allí fue con ese 22 por ciento y con la promesa de no dejar sus convicciones en la puerta de la Casa de Gobierno, y vaya si la cumplió", insistió.

"No sólo no dejó las convicciones, sino que le dejó la vida a cada uno de todos los argentino. Se negaba a descansar", dramátizó, y recordó que ella estaba "enojada con él, porque sentía que me había abandonado. Pero sé que nunca me va a abandonar, porque está presente en cada uno de ustedes. Él creía en la voluntad popular y en el pueblo, porque son los únicos que nunca traicionan".

"Nosotros somos como la cigarra. No como la de Esopo. Somos como la cigarra de María Elena Walsh. Mil veces nos mataron y mil veces nos levantamos de nuestras propias cenizas", exageróa la jefa de Estado con el brazo derecho levantado.

Momentos antes, la mandataria entregó los premios Azucena Villaflor a "luchadores sociales", artistas y periodistas: Juan Gelman, Daniel Baremboim, Víctor Hugo Morales y Susana Trimarco.