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16 de abril de 2024
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¿Existieron bóvedas con plata negra?
En la causa contra Lázaro Báez habría datos precisos sobre lugares donde amontonaba dólares y euros de negocios con la obra pública
24 de abril de 2016
La Justicia estaría un paso más cerca de determinar el entramado del imperio construido por Lázaro Báez, el íntimo amigo de Néstor Kirchner, a instancias de la obra pública que le fueron asignando a lo largo de los años de poder del ex presidente y su esposa, Cristina Fernández.

En el expediente constaría la existencia a una fortuna en efectivo oculta en lo que aparentaba ser una bodega, a su vez, repleta de botellas de espumante exquisito. Ése era uno de los métodos con los que Báez habría escondido parte de los fondos multimillonarios que generó gracias a contratos públicos otorgados por el Gobierno de sus socios, los Kirchner, consigna Clarín.

Esas bóvedas, a su vez, bodegas, estaban equipadas con dispositivos para atesorar el “cash”, algo que también se hacía en escondrijos más primarios. Cajas enterradas en la tierra.

La causa judicial conocida como “La Ruta del Dinero K” sumó testimonios, pruebas, indicios concretos y documentos de importancia variable sobre los secretos de las “bóvedas” sureñas.

El 8 de abril, el imputado en el caso del lavado y preso por evasión en otra causa Leonardo Fariña sorprendió al juez Sebastián Casanello cuando le notificó que declararía bajo la figura penal del “arrepentido”.

A partir de su testimonio, el fiscal Guillermo Marijuán decidió imputar a la ex presidenta Cristina Fernández, entre otros ex funcionarios del último gobierno nacional.

Fariña dio datos ese día de las “bóvedas” que poseía su ex jefe Báez. Dijo que conoció una de ellas en la chacra en la que vivía Lázaro antes de caer preso. Según afirmó el “arrepentido”, los millones que vio allí, y que supo que estaban repartidos en varios lugares similares, provenían “del negocio que tenía en común Néstor Kirchner con Lázaro Báez”.

Los detalles de las “bóvedas” que constan en el expediente, aun no constatados por la Justicia, exceden a los que se conocen hasta ahora por aquel primer testimonio de Fariña. Clarín sostiene que en las “bodegas” en las que el empresario solía atesorar su champagne preferido, también instaló casilleros para guardar fajos de esas divisas extranjeras.

Y a su vez utilizó cajas para enterrar de modo literal más plata aún. Es por eso, dijo Fariña en la Justicia, que algunos billetes terminaban arruinados por la humedad y los “hongos”.

En la causa también consta que en esas “bóvedas” se guardaban, según testigos, armas largas, como “ametralladoras”.

El “arrepentido” Fariña también especificó que los multimillones de la fortuna que identificó como de Baéz y de Kirchner también se solían depositar en cajas de seguridad de la financiera “SGI” –conocida en el mundo de los funcioanrios y los negocios del kirchnerismo como “La Rosadita”, por su estrecha relación con la Casa de Gobierno–; y agregó que podía repartirse en otras “cuevas” de la city o Puerto Madero. El “arrepentido” describió el lugar exacto en la que se encontraba uno de esos “tesoros” porteños, y hasta enumeró la supuesta clave para abrir la caja fuerte que estaba allí.

Báez también habría usado departamentos de la Ciudad de Buenos Aires para guardar su fortuna oculta. Y hasta la “Casa de Santa Cruz”, un organismo público.

Fariña dice que a partir de 2010 ese dinero empezó a viajar por tierra hacia Chaco. Báez había comprado una constructora en esa provincia.