Noticias actualizadas las 24 horas Información clave para decidir
25 de abril de 2024
Seguinos en
Rousseff suspendida por 180 días y a juicio político
El Senado avanzó con el proceso contra la presidenta en medio de protestas en varias ciudades. La primera mujer presidenta de Brasil fue reemplazada por su vice Michel Temer
11 de mayo de 2016
La presidenta brasileña Dilma Rousseff vivía este miércoles sus últimas horas de mandato, cuando ya transcurrió buena parte de los maratónicos debates en el Senado para decidir si la mandataria será sometida a un juicio político.

Tras meses de crisis política que tienen en vilo al gigante sudamericano, el plenario de la Cámara Alta decide si la presidenta debe ser juzgada por un "crimen de responsabilidad" al utilizar préstamos de bancos estatales para tapar agujeros del presupuesto durante su campaña a la reelección.

Suspendida de la presidencia de Brasil este jueves, una desafiante Dilma Rousseff llamó a la población a movilizarse para resistir el "golpe" en su contra y defender la democracia. Rousseff, la primera mujer presidenta de Brasil, fue reemplazada en la presidencia por su vice Michel Temer luego de que el Senado decidiera someterla a un juicio político por 55 votos contra 22 en una maratónica sesión que duró casi un día entero.

"La población sabrá decir no al golpe (....) A los brasileños que se oponen al golpe, sean del partido que sean, les hago un llamado: manténganse movilizados, unidos y en paz", dijo la exguerrillera de 68 años ante decenas de periodistas y funcionarios en el Palacio de Planalto.

"La lucha por la democracia no tiene fecha para terminar. Es una lucha permanente que nos exige dedicación constante", afirmó.

Rousseff luego salió a la rampa de Planalto y repitió su discurso ante unos 500 simpatizantes de movimientos sociales, indígenas, homosexuales y representantes de minorías que agitaban globos rojos, la alentaban al grito de "¡Resistiremos!" y coreaban "¡Fuera Temer!". El expresidente Luiz Inacio Lula da Silva, su padrino político, estaba a su lado.

Rousseff es acusada de "crimen de responsabilidad" por encubrir déficit presupuestarios y engrosar las arcas con préstamos de bancos estatales durante su campaña a la reelección de 2014.

La mandataria asegura no obstante que es víctima de un "golpe moderno" liderado por el "traidor" Temer y el expresidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, suspendido por la Corte Suprema por obstruir investigaciones de corrupción en su contra.

Ambos pertenecen al partido de centro derecha PMDB. Temer escogió ya a 21 de los ministros que integrarán su gabinete, hasta ahora todos hombres y blancos y en su mayoría políticos o empresarios, según una lista confirmada a la AFP por uno de sus portavoces.

El expresidente del Banco Central Henrique Meirelles, favorable a los mercados, será el nuevo ministro de Hacienda, y el economista José Serra, exgobernador de Sao Paulo, estará al frente de Itamaraty, el ministerio de Relaciones Exteriores.

La lista es "provisoria y habrá más nombres", precisó el portavoz.

- "Farsa política y jurídica" -

"Sufro una vez más el dolor abominable de la injusticia. Lo que me duele más en este momento es percibir que soy víctima de una farsa política y jurídica", aseveró Rousseff.

"Lo que está en juego no es apenas mi mandato, lo que está en juego es el respeto a las urnas, a la voluntad soberana del pueblo brasileño y la Constitución. Lo que está en juego son las conquistas de los últimos 13 años, las ganancias de las personas más pobres y la clase media", añadió en referencia a los programas sociales impulsados por su izquierdista Partido de los Trabajadores, que este jueves se despide de más de 13 años en el poder.

Se aleja del cargo con apenas un 10% de popularidad, en medio de una grave recesión económica y un escándalo de corrupción que ha manchado a buena parte de la élite del poder en Brasilia. Y se quedará sin inaugurar los Juegos Olímpicos que se celebran en agosto en Rio de Janeiro.

Para destituirla definitivamente, la oposición requiere dos tercios de los votos del Senado (54 del total de 81 miembros). Uno menos que los registrados este jueves, lo cual torna poco probable su retorno al poder.

Gran parte de su desgaste se debe al megafraude descubierto hace dos años en la estatal Petrobras, que tiene en la mira a decenas de políticos de su PT y a aliados, así como a poderosos empresarios.

La exguerrillera no es blanco de ninguna investigación o acusación por corrupción. Pero tanto socios como rivales son investigados o acusados en este inmenso escándalo que robó a Petrobras más de 2.000 millones de dólares.

Un 61% de los brasileños están a favor del impeachment de Rousseff, pero el proceso es cuestionado porque el Congreso carece de credibilidad: una mayoría de diputados y senadores del Congreso han sido condenados o están acusados de haber cometido delitos en algún momento.

- Día de gloria para Temer -

Como si se tratase de un gran partido de fútbol, los brasileños siguieron los debates del Congreso desde sus hogares o en los bares, pero pocas personas salieron a las calles, contrariamente a las multitudinarias protestas del último año.

En un elegante barrio de Sao Paulo, las celebraciones fueron breves pero intensas: varios madrugadores lanzaron petardos y cohetes y se asomaron a la ventana para gritar "¡Fuera Dilma!".

Los mercados apuestan a que Temer pueda cambiar el rumbo de la economía del país. Pero tiene una popularidad bajísima y enfrenta enormes desafíos, casi los mismos que hundieron a Rousseff.

Rousseff ya partió de Planalto al Palacio de Alvorada, la residencia oficial, desde donde preparará su defensa.

Mientras esté suspendida, mantendrá su salario íntegro y tendrá derecho a atención médica, seguridad personal, transporte aéreo y terrestre y a un equipo de funcionarios para su gabinete personal.

0 senadores expresaron su apoyo al impeachment por nueve en contra. Cifra que se acerca a la mayoría simple de senadores presentes, de un pleno de 81, necesaria para apartar a la presidenta del poder durante hasta 180 días, mientras dura el proceso.

La votación se iniciará cuando todos hayan tenido la palabra, previsiblemente muy entrada la madrugada del jueves.

Una vez suspendida, Rousseff, la exguerrillera izquierdista de 68 años que en 2011 asumió como la primera presidenta de Brasil, será reemplazada de manera automática por su vicepresidente Michel Temer, de 75 años, su exaliado del partido de centroderecha PMDB devenido enemigo.

- Mensaje a la nación -

Cada vez más aislada, Rousseff retiraba libros y otros objetos personales de su despacho en la Presidencia, donde el clima "es de velorio", dijo a la AFP una fuente de Planalto que pidió no ser identificada.

La mandataria emitirá un mensaje a la nación este jueves a las 10H00 locales (13H00 GMT), según informó su equipo a la AFP.

Otra funcionaria de la Presidencia describió el clima como "muy triste". "Muchos de nosotros estamos buscando nuevos empleos. No queremos trabajar para el vicepresidente", dijo esta mujer que trabajó en el gabinete de Rousseff durante tres años.

Durante el juicio político, la mandataria permanecerá en la residencia oficial, el Palacio da Alvorada, posiblemente recibiendo la mitad de su salario.

La Plaza de los Tres Poderes, el corazón del gobierno brasileño usualmente repleta de transeúntes y tráfico, fue cerrada al público y está desierta.

"Para mí es un golpe asestado por políticos que quieren el poder a toda costa", dijo Alfredo Vieira Resende, un campesino de 59 años que pasaba cerca.

Junto al Congreso, una gran empalizada de metal fue montada para dividir a manifestantes a favor y en contra del impeachment. En la tarde, la policía intervino con gases pimienta para dispersar a un grupo de manifestantes a favor del gobierno, según constató un periodista de la AFP.

En Sao Paulo, pocos centenares de manifestantes a favor y en contra del impeachment se dividían de forma pacífica en dos trechos de la céntrica Avenida Paulista.

Rousseff fue reelegida en octubre de 2014 por cuatro años, pero su elevada popularidad, impulsada por programas sociales que sacaron a millones de la pobreza, se ha hundido al 10% en medio de una recesión económica que se anticipa como la peor en décadas.

Su desgaste fue agravado por el megafraude descubierto hace dos años en la estatal Petrobras, que tiene en la mira a decenas de políticos de su PT y a aliados, así como a poderosos empresarios.

La mandataria no es blanco de ninguna investigación o acusación por corrupción. Pero tanto aliados como rivales, muchos de ellos legisladores en funciones que se disponen a votar por su impeachment, son investigados o acusados en este inmenso escándalo que robó a Petrobras más de 2.000 millones de dólares.

Si Rousseff es finalmente declarada culpable al cabo de un juicio que puede durar hasta seis meses, Temer quedará al frente del país hasta 2018.

El vicepresidente cuenta con el apoyo de los mercados, pero su popularidad es ínfima: solo un 2% de los brasileños votaría por él en elecciones presidenciales.

"Temer tendrá desafíos grandes, no es una tarea fácil. No tendrá la legitimidad de las urnas pero tendrá que buscarla en la Constitución (...) No puede errar", sostuvo el senador opositor Aecio Neves, del partido PSDB, que perdió el balotaje contra Rousseff en 2014 por apenas 3 puntos.

La crisis política alcanza su auge a menos de tres meses de los Juegos Olímpicos en Rio de Janeiro, y en medio de una epidemia de zika, un virus transmitido por mosquitos que provoca microcefalia en bebés, y cientos de miles de casos de dengue, chicunguña y el virus H1N1.

Rousseff acusa a Temer de orquestar un "golpe moderno" en su contra y aduce que gobernantes de la oposición que la precedieron practicaban las mismas maniobras fiscales de las que se le acusa.

"Voy a luchar (contra la destitución) con todas mis fuerzas, usando todos los medios disponibles", prometió el martes esta exguerrillera, torturada y encarcelada durante la dictadura militar (1964-1985).

Seis presidentes han gobernado Brasil desde el regreso de la democracia en 1985, y Rousseff puede convertirse en la segunda en ser destituida. El expresidente Fernando Collor de Mello (1990-92) renunció justo antes de que el Senado votase su destitución, y paradójicamente, hoy es uno de los senadores que se dispone a votar el impeachment de Rousseff.