Fathi Bayoudh fue la única víctima tunecina del ataque, estaba en el aeropuerto para recibir a su esposa y reencontrarse con su hijo, que dos años atrás había viajado a Siria para unirse al grupo extremista Estado Islámico.

Vivía en Ksour Essaf, una ciudad tunecina, y tenía 58 años. Su hijo, Anouar Bayoudh, es estudiante de Medicina y les había dicho a sus padres que viajaba para realizar prácticas en Suiza, mientras que en realidad se unió al Estado Islámico.

Bayoudh era coronel y trabajaba como director del servicio de pediatría en el Hospital Militar de Túnez, y en los últimos meses se propuso un solo objetivo: traer de vuelta a su hijo.

Luego de un tiempo lo logró, Anouar estaba a disposición de las autoridades turcas esperando su extradición a Túnez, y por eso Fathi había viajado; pero esa noche cuando esperaba en el aeropuerto a su esposa sucedió el triple ataque perpetrado por terroristas en el aeropuerto de Atatürk, en Estambul, que acabaría con su vida y la de otras 41 personas.

De acuerdo a un informe publicado por The Soufan Group, son alrededor de 6000 personas de origen tunecino las que abandonaron el país para sumarse al ejército del grupo terrorista. Túnez es el país que más jihadistas exporta.