En apenas tres años pasó de ser un desconocido a tener serias chances de gobernar Francia. Se trata de Emmanuel Macron, quien obtuvo el primer puesto en las elecciones francesas y disputará una aguerrida segunda vuelta con la nacionalista Marie Le Pen, quien quedó apenas a un punto.

Este exbanquero, que no se considera de derecha ni de izquierda, podría convertirse así con 39 años en el presidente más joven de la historia de Francia.

Según los sondeos, es el gran favorito para suceder en mayo al presidente socialista François Hollande.

Se emancipó de Hollande en agosto 2016 tras desempeñarse durante dos años como su ministro de Economía, para concentrarse en construir su propio movimiento "¡En Marcha!", cuyas siglas corresponden a sus iniciales.

Nacido en 1977 en Amiens (norte de Francia) en el seno de una familia de clase media, con 16 años este amante de la filosofía y las letras se enamoró perdidamente de su profesora de literatura y teatro, Brigitte Trogneux, veinte años mayor que él, una historia de amor atípica que ha cautivado a los franceses.

Trogneux estaba casada y tenía tres hijos pero se divorció. La pareja que rompe moldes se casó en 2007. Esto no ha impedido que corran rumores sobre la supuesta homosexualidad del candidato, que él mismo desmintió con humor.

Macron se graduó con honores en el prestigioso liceo parisino Henry IV, tras lo cual obtuvo una maestría de filosofía. Durante sus años universitarios trabajó como asistente editorial del reconocido filósofo francés Paul Ricoeur, a quien ayudó a publicar su último libro.

En su época de estudiante ya era "brillante y carismático", "buen orador", "con un perfil a la Barack Obama" -el ex presidente norteamericano lo felicitó hace algunas semanas por sus ideas-, según el diputado de derecha Julien Aubert, uno de sus condiscípulos en la ENA.

No obstante, su corta carrera ha estado marcada por algunas polémicas, como cuando afirmó que la vida de los empresarios es "a menudo más dura que la de un empleado" o cuando calificó a la colonización de "crimen contra la humanidad", lo que levantó una ola de críticas de la derecha y la extrema derecha.