En lo que se consideró el "G2" dentro del G20, los presidentes de los Estados Unidos, Donald Trump, y de China, Xi Jinping, finalmente mantuvieron una cena cara a cara rodeados de sus principales funcionarios en materia económica, y comenzaron a incursionar en un camino de salida a la escalada de aranceles que se transformó en una guerra comercial de alto calibre y contribuyó de frenar el crecimiento mundial.

Como parte de los acuerdos, Trump aceptó suspender por 90 días la suba de aranceles del 10 al 25% en la importación de productos chinos.
En tanto, Xi se comprometió a comprar más productos estadounidenses para reducir el déficit comercial entre ambos países.

Por ahora, el acuerdo descomprime la tensión creciente que se generó en el resto del mundo y había dado lugar a complicaciones económicas y financieras.

“Vamos a discutir sobre comercio y creo que en algún punto vamos a terminar haciendo algo que será grande para China y para los Estados Unidos”, había anticipado Trump antes de la cena.

Xi también dijo que era un "gran placer” tener la posibilidad de reunirse con el estadounidense y resaltó la “amistad personal” con Trump.

“Ha pasado cierto tiempo desde nuestro encuentro anterior…muchas cosas han pasado en el mundo”, dijo el jefe de Estado chino. “Solo con cooperación entre nosotros vamos a servir a los intereses de paz y prosperidad”, señaló.

"Espero que la reunión entre Estados Unidos y China lleve a soluciones. Porque todos sabemos que estamos indirectamente impactados por el hecho de que las relaciones sino-estadounidenses no son lo buenas que el orden mundial requiere", dijo la canciller alemana Angela Merkel. De no revertir esta situación, habrá consecuencias en la economía mundial, según advirtió la directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde. Tenemos la "necesidad urgente de suavizar las tensiones comerciales, dar marcha atrás a los recientes aumentos de aranceles", destacó.

Todo esto ha "empezado a tener repercusiones negativas", remató Lagarde. El FMI advirtió que a corto plazo, el PIB mundial podría sufrir una reducción de 0,75% para 2020 si continúan las restricciones al comercio.

La denominada "guerra comercial" comenzó cuando Trump aplicó aranceles que alcanzaron a US$ 300.000 millones de importaciones, de los cuales US$ 250.000 millones correspondían a productos chinos. Incluso, el gobierno norteamericano tiene en carpeta otra batería de medidas para el 1° de enero, cuando los aranceles de Estados Unidos a importaciones chinas por unos 200.000 millones de dólares podrían subir de 10% a 25% si no hay acuerdo.

En su discurso ante los demás líderes, el mandatario chino dijo que los miembros del G20 deben "apoyar el sistema comercial multilateral".

Estados Unidos siempre acusó a China de manipular su moneda, el yuan, para volver más competitivos sus productos.

Con la llegada de Trump a la Casa Blanca y sus medidas proteccionistas, el gobierno estadounidense pasó a la acción. Pero el déficit comercial con China continúa profundizándose.

Y en setiembre alcanzó un nivel récord. Del total de 54.000 millones de dólares en rojo, 37.400 millones correspondieron a los intercambios con China.